Cambia tus zapatos

El sector del calzado es una parte clave de la industria de la moda. Pero las movilizaciones y protestas de los trabajadores y trabajadoras sobre las precarias condiciones laborales y medioambientales de los procesos productivos del sector del cuero y del calzado prácticamente no se conocen ni se difunden.

La vulneración sistemática de los derechos humanos y laborales, salarios de miseria, interminables jornadas de trabajo, riesgos para la salud y para el medio ambiente por el uso de productos químicos y tintes peligrosos… son constantes en esta industria.

 Desde la campaña europea «Cambia Tus Zapatos» reivindicamos una cadena de suministro del calzado ética, sostenible y transparente, y movilizamos a la ciudadanía para que exija la mejora de las condiciones laborales en el sector del calzado de cuero.

Creemos que:

1Los trabajadores y trabajadoras de la cadena de suministro del calzado tienen derecho a un salario digno.
2Los trabajadores y trabajadoras de la cadena de suministro del calzado tienen derecho a unas condiciones laborales seguras.
3Los consumidores y consumidoras tienen derecho a acceder a productos seguros y a la transparencia del proceso de producción del calzado.

El calzado que utilizamos, sobre todo el de cuero, esconde en muchos casos vulneraciones de derechos humanos o daños al medio ambiente a lo largo de la cadena de suministro.

La fabricación de calzado requiere de mano de obra intensiva y poco cualificada. Por esta razón, muchas marcas europeas externalizan toda o parte de la producción a países con salarios bajos y donde las malas prácticas están generalizadas. Normalmente, los trabajadores y trabajadoras de estos países no tienen la posibilidad de mejorar sus pésimas condiciones laborales (salarios de miseria, extenuantes jornadas de trabajo y niveles ilegales de horas extras a menudo no remuneradas, ausencia de medidas de salud y seguridad en el trabajo) porque la negociación colectiva y la libertad sindical están limitadas, cuando existen.

Actualmente, el 87 % de los zapatos se fabrican en Asia, siendo China el principal productor: dos de cada tres zapatos vendidos en el mundo proceden de este país. Respecto al calzado de cuero, más del 40 % se fabrica en China, seguido por Italia (6 %), México (6 %), Brasil (4 %) y la India (4 %).

En algunos de estos países se aplican legislaciones ambientales laxas y poco restrictivas, de manera que se favorecen enormemente las prácticas contaminantes de la industria del cuero, que es un eslabón fundamental de la cadena de suministro del calzado. Durante el proceso de fabricación de calzado de cuero hay dos etapas que pueden ser especialmente peligrosas: el curtido (transformar la piel de los animales en cuero) y el montaje, realizado en mayor medida en la fábrica. En ausencia de una legislación adecuada, los impactos de esta industria sobre el medio ambiente y la salud pueden ser muy negativos.

Uno de los mayores problemas de las personas trabajadoras en muchos países productores de calzado, especialmente en Asia, es que los salarios son muy bajos. El personal de este sector puede llegar a tener dificultades para vivir dignamente de su trabajo, aunque esté cobrando el salario mínimo interprofesional. Por ejemplo, el salario mínimo en China es solamente la mitad de lo que sería necesario para vivir con dignidad, mientras que en Bangladesh es de apenas la quinta parte. Percibir un salario digno es un derecho humano que muchas veces no se cumple en los países productores de calzado de Asia. Los bajos salarios también suelen conllevar niveles ilegales de horas extraordinarias.

En la producción de calzado hay un hecho constatado: la gran diferencia en el reparto de los beneficios. Es habitual que el precio final de venta del par de zapatillas que fabrica cada trabajador o trabajadora equivalga más o menos a su salario mensual. Esto es debido a que el trabajador o trabajadora se queda con una fracción mínima del importe del precio de venta al público. Por ejemplo, de los 120 euros que cuestan unas zapatillas deportivas producidas en Indonesia, el personal se lleva tan solo 2,5 euros, es decir, poco más del 2% del precio final, mientras que la mayor parte del valor del zapato va a parar a la marca y al minorista.

Casi la mitad de todo el cuero producido en el mundo procede de Asia, la inmensa mayoría en los países empobrecidos. Los cinco primeros productores mundiales de cuero son China (18%), Italia (10%), República de Corea (7%), India (7%), Rusia (6%) y Brasil (6%).

Uno de los procesos que entraña mayores riesgos es el curtido, mediante el cual se transforma la piel del animal en cuero que se puede utilizar, entre otras cosas, para fabricar zapatos. En estos procesos interviene el cromo, un producto químico que puede llegar a ser muy problemático. El cromo III, cuyo uso está extendido en estos procesos, puede oxidarse y convertirse en cromo VI (cromo hexavalente) cuando el proceso de curtido no está bien controlado. Se trata de una sustancia muy tóxica, tanto para las personas como para el medio ambiente. Entre el 80% y el 90% del cuero se curte con sales de cromo, ya que suele ser bastante más barato que el curtido vegetal (realizado con taninos vegetales en vez de cromo).

En las curtidurías, muchos trabajadores y trabajadoras no tienen acceso a medidas de seguridad adecuadas para manipular productos químicos y cuero empapado de estas sustancias. Como consecuencia, su salud se ve afectada y suelen padecer muchas enfermedades y lesiones.

 Todos los compuestos de cromo hexavalente se consideran cancerígenos, con lo que el riesgo de las personas trabajadoras a desarrollar cáncer aumenta con la cantidad de cromo hexavalente inhalado y el tiempo de exposición al producto. Al mismo tiempo, el contacto visual directo con ácido crómico o polvos derivados de esta sustancia pueden causar daños oculares irreversibles. El cromo hexavalente también puede provocar irritaciones en la nariz, la garganta y los pulmones. Las alergias al cromo hexavalente son frecuentes entre los trabajadores y trabajadoras, ya que la inhalación de los compuestos de cromo puede causar síntomas asmáticos, como sibilación y dificultades respiratorias. Además, el contacto prolongado con la piel puede producir dermatitis y úlceras cutáneas. Incluso el contacto con pequeñas cantidades puede provocar una sensibilidad alérgica al cromo y generar erupciones cutáneas graves.

El sector del calzado es muy poco transparente. Resulta casi imposible saber dónde y en qué condiciones laborales y ambientales se ha producido cada par de zapatos.

La falta de transparencia dificulta enormemente que los fabricantes y las marcas se responsabilicen de la situación, ya que se escudan con facilidad en la idea de que los problemas no afectan a la parte de la cadena de suministro que les corresponde. Como consecuencia, no se pueden tomar las medidas necesarias para solucionar estas condiciones pésimas, de manera que las personas trabajadoras y el medio ambiente siguen viéndose afectados.

La opacidad entra en contradicción con las Directrices de las Naciones Unidas para la Protección del Consumidor, que establece su derecho a tener información sobre los productos que compra.

La información sobre el origen, el proceso de fabricación y la composición del calzado es esencial para:

  • Empoderar a los consumidores y consumidoras para que puedan escoger zapatos producidos con respeto a los derechos laborales y medioambientales.
  •  Concienciar a los consumidores y consumidoras de la importancia de proteger su propia salud eligiendo calzado que no contenga cromo ni productos químicos tóxicos.

¡Exige transparencia en la cadena de suministro del calzado uniendo tu firma!

Derechos laborales pisoteados: 23 empresas de la  industria del calzado a examen

Cambia Tus Zapatos ha evaluado 23 empresas de calzado para mostrar cuál es la situación de la sostenibilidad social del sector. El informe aporta recursos para que los consumidores y consumidoras conozcan el grado de implicación de las grandes marcas para solucionar los problemas relacionados con los derechos laborales a lo largo de toda la cadena de suministro del calzado.
Haz clic en cada sección y sobre el logo de cada marca para conocer el resultado del análisis.
(vacio)
Sin comentarios

Empresas que no colaboraron con la campaña CTZ y no respondieron la encuesta









Mínimo esfuerzo

Empresas que prácticamente no aportaron ningún dato que demuestre que respetan los derechos humanos de las personas trabajadoras y que aplican procesos de debida diligencia en este ámbito.

Primeros pasos

Empresas que declarativamente incorporan acciones de debida diligencia en derechos humanos, pero que de momento no pueden acreditar que las hayan implementado con determinación.



En la buena dirección

Empresas que pueden demostrar que, globalmente, sus actividades empresariales prevén algunos mecanismos de debida diligencia en materia de derechos humanos, aunque son insuficientes.

Progresan adecuadamente

Empresas capaces de acreditar que incorporan procesos de debida diligencia en materia de derechos humanos a lo largo de toda la cadena de suministro y que, además, adaptan continuamente su actividad empresarial para detectar los impactos negativos sobre los derechos humanos y proteger efectivamente los derechos de las personas trabajadoras. Estas empresas rinden cuentas sobre cómo esos impactos negativos se han abordado.

Ninguna de las empresas analizadas

Si analizamos con detenimiento el comportamiento de las empresas en los ámbitos clave de la responsabilidad social en lo que respecta al cumplimiento de los derechos humanos, es evidente que, en general, hay un amplio margen de mejora.

Actúa:

La mayoría de las marcas nos ocultan las condiciones laborales del sector del calzado y mantienen sus cadenas de suministro en secreto. Esto tiene que cambiar.

Une tu firma y exige a las principales marcas de calzado que publiquen los nombres y las direcciones de todos sus proveedores, informen sobre los progresos realizados en el abandono de productos químicos peligrosos y garanticen el respeto de los derechos humanos.

Pin It on Pinterest

Share This