Capítulo III del informe: «Decathlon, un campeón de la explotación»
Investigación: Pierre Leibovici, con Gabriel Garcia (Cash Investigation)
Investigación adicional: M. T. (investigador/a uigur anónimo), Daniel Murphy, SOMO (The Counter)
Edición: Mathias Destal
Imagen compuesta: Eric Dellfos
Traducción al castellano: Marta Lobato (SETEM Catalunya).
Una niña de 12 años, personas de la minoría uigur obligadas a confeccionar ropa, etc.: una de las principales proveedoras de Decathlon se basa en una red de trabajo forzoso en China, según ha revelado Disclose en colaboración con Cash Investigation. La ropa de la marca francesa también contiene algodón de la región de Xinjiang, sometida a sanciones internacionales.
“Estoy aquí para echar una mano.” Sonriendo con timidez, la niña no se distrae de su tarea. Sus pequeños dedos están acabando de coser un polo azul marino de Decathlon bajo la atenta mirada de su madre, que está sentada a pocos metros con una máquina de coser. “Tengo 12 años”, responde cuando le preguntan la edad. Se ve especialmente pequeña entre las enormes líneas de producción casi vacías de la fábrica donde trabaja ilegalmente.
Nos encontramos allí en el verano de 2024, durante una visita con cámara oculta a las instalaciones de Yanggu Jifa, la principal empresa empleadora del pueblo de Sanzhiwang, en la provincia de Shandong, al este de China. La fábrica pertenece al grupo Jifa. Pocas personas conocen su nombre, pero es el segundo mayor fabricante textil de Decathlon en China. Un hecho que la multinacional deportiva francesa mantuvo en secreto hasta que una fuente interna de Decathlon compartió con Disclose un documento empresarial sensible: la lista de sus empresas subcontratadas en todo el mundo. En ese documento, Jifa aparece como una de las “proveedoras clave”: solo en 2022, Decathlon le compró ropa por valor de 43 millones de euros.

Una niña de 12 años trabaja en la fábrica Yanggu Jifa, en Sanzhiwang, provincia de Shandong, China. Crédito: Premières Lignes
En ese mismo documento, Decathlon también evalúa el riesgo de trabajo infantil en sus proveedoras. En el caso de Jifa, este riesgo se considera bajo: una B en una escala que va de la A (muy bueno) a la E (muy malo). Esta misma escala se utiliza para medir el riesgo de trabajo forzoso.
Sin embargo, Jifa está directamente implicada en un sistema de esclavitud moderna en China, como han revelado Disclose y Cash Investigation tras un año de investigación sobre la cadena de suministro de la marca. Las principales víctimas de este tráfico de personas son mujeres uigures, una minoría étnica mayoritariamente musulmana violentamente reprimida por Pekín. Estas trabajadoras son reclutadas por la fuerza para confeccionar camisetas, pantalones cortos y otras prendas que después se pueden encontrar en las más de 1.700 tiendas que Decathlon tiene en todo el mundo.
Una fábrica en Xinjiang “certificada” por Decathlon
Con la excusa de combatir el terrorismo, desde 2017 las autoridades chinas han aplicado una política de detenciones masivas contra las minorías musulmanas que viven mayoritariamente en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en el oeste del país. Según la ONU, más de un millón de personas, en su mayoría uigures, han sido encarcelados en campos de internamiento, y se habla de “posibles crímenes de lesa humanidad”. Las personas supervivientes que han logrado huir de China relatan torturas, violaciones y esterilizaciones forzosas. A partir de 2020, estos campos fueron reemplazados por programas de trabajo forzoso en el sector industrial o agrícola. El objetivo es romper los lazos culturales y familiares y reprimir cualquier intento de resistencia. La proveedora de Decathlon, Jifa, ha participado activamente en esta política.
En el suroeste de Xinjiang, el parque industrial de Yengisar se construyó en pocos meses. Allí encontramos edificios cúbicos y austeros junto a fábricas subvencionadas por el gobierno chino, como Xinjiang Xirong Clothing, una filial de Jifa hasta 2023 y especializada en prendas deportivas. Las dos clientas europeas de esta empresa eran Decathlon y Orsay, una marca alemana que perteneció a la familia Mulliez, también propietaria de Decathlon. En 2021, la Asociación Textil de Xinjiang informó que Decathlon había otorgado a Xirong dos “certificaciones por su política de recursos humanos y la calidad de sus productos”. Sin embargo, Xirong está lejos de ser una fábrica convencional.
“Quien se niegue a trabajar se arriesga a encarcelamiento”
Informe de la Universidad Sheffield Hallam, abril de 2023
Ya en 2018, “la fábrica de Jifa en Yengisar respondió al llamado del Comité Central del Partido Comunista y adoptó muchas medidas para absorber población local, enseñarles el idioma y convertirlas en trabajadoras”, según informaba un medio local. En la práctica, funcionariado chino visita los hogares de personas campesinas uigures y ejercen presión para convencerles de viajar a zonas industriales, lejos de sus familias. “Para las personas de la región uigur, la amenaza constante de ser internadas hace que rechazar un puesto de trabajo asignado por el Estado sea imposible […] y, por lo tanto, cualquier persona que se niegue a trabajar o intente abandonar su puesto se arriesga a ser internada o encarcelada”, según un informe publicado en 2023 por la Universidad Sheffield Hallam del Reino Unido, especializada en el estudio de la represión de minorías étnicas en China. Según un informe de la radio nacional china de 2021, el centro Xirong “absorbió a trabajadoras rurales excedentes —más de 1.000”. La socia de Decathlon parece ser un modelo ejemplar para la política de Pekín en la región.

Campesinas uigures contratadas por Xirong a través del programa de “trabajadoras rurales excedentes”, en Yengisar, 2018. Fuente: Kachgar Zero Distance (abril de 2018).
La contratación de uigures supone una gran ventaja para la filial de Jifa. Al igual que todas las demás fábricas textiles del complejo industrial de Yengisar, Xirong ha recibido fondos del gobierno local para “formar a minorías étnicas de Xinjiang”. Más de 29 millones de yuanes (3,8 millones de euros) en fondos públicos fueron asignados a la empresa en el momento de su creación, según cálculos de Disclose basados en la prensa china. Estas subvenciones son bien recibidas por una empresa para la cual “la presión sobre los costes siempre ha sido una preocupación”. Una preocupación compartida por su clienta, Decathlon, como muestra un documento confidencial al que ha tenido acceso Disclose. Se trata de un modelo de acuerdo de colaboración que el antiguo director general de la compañía, Matthieu Leclercq, pedía firmar a las proveedoras principales. En él consta que “la reducción continua de costes y precios es indispensable porque ‘hacemos el deporte accesible para todo el mundos’ a través de nuestros productos deportivos de bajo precio”.

Una estudiante uigur en prácticas en Xirong. Fuente: Qilu Evening News (agosto de 2019)
Para reducir aún más sus costes de producción y satisfacer a su clienta francesa, la fábrica Jifa también se ha aprovechado de personal joven y barato: adolescentes uigures que llegan directamente de lo que las autoridades chinas llaman “centro de formación profesional” de Yengisar, a menos de un kilómetro de los talleres de Xirong. Patimai Baiheti comenzó a trabajar para la empresa cuando tenía 16 años. Fue protagonista de un artículo de propaganda publicado en 2019. Con una “gran sonrisa en la cara”, la adolescente contaba que había “venido a la fábrica a hacer prácticas cuando era estudiante de segundo curso en la escuela profesional de Yengisar”. El artículo especificaba que Xirong había contratado a “más de 400 trabajadoras” como ella.
“Es una forma de lavado de cerebro” (Adrian Zenz, antropólogo)
La realidad es que el supuesto “centro de formación profesional” de Yengisar se parece más a una prisión que a una escuela. Cinco de sus edificios fueron utilizados, entre 2018 y 2021, como campos de internamiento para uigures. Los muros altos y las alambradas que los rodeaban han sido retirados y los edificios ahora forman parte del centro de formación, como muestran imágenes satelitales analizadas por Disclose.

Imágenes satelitales del complejo de formación de Yengisar, octubre de 2017, mayo de 2018 y julio de 2024. El campo de internamiento uigur referenciado por el Australian Strategic Policy Institute se encuentra en la esquina superior izquierda de la imagen de mayo de 2018. Imágenes: Google Earth
Aunque el objetivo del centro ha cambiado, sigue siendo sinónimo de opresión. En las instrucciones de inscripción para el curso 2023-2024, la escuela profesional de Yengisar celebraba la adopción de un “entorno de estilo militar”. Vídeos publicados en Douyin, la versión china de TikTok, muestran a estudiantes uigures entonando himnos patrióticos. Visten uniforme, con los puños firmemente apretados contra la cara. Una vez comienzan las prácticas laborales, reciben clases intensivas de mandarín y cultura china “en su tiempo libre”, según un periódico local. “Estas escuelas de formación profesional tienen como objetivo especialmente a los y las jóvenes uigures para su adoctrinamiento y asimilación cultural”, afirma el antropólogo alemán Adrian Zenz, experto en trabajo forzoso. “Y esto es una forma de lavado de cerebro.”
Contactada por Disclose, la marca francesa confirma que “Qingdao Jifa Group figura actualmente como proveedora directa de Decathlon”. Pero la compañía niega tener cualquier vínculo con la filial del grupo en el oeste de China: “Xinjiang Xirong Clothing Company nunca ha sido proveedora de Decathlon”. No ofrece ninguna otra explicación. El mismo silencio se mantiene respecto a la relación de la fábrica con la escuela profesional de Yengisar. Decathlon remite a su código de conducta y asegura que “condena firmemente todas las formas de trabajo forzoso”.
Sin embargo, su cadena de suministro en China sigue generando sospechas de prácticas de esclavitud moderna. Otras campesinas de Xinjiang no son “absorbidas” para trabajar en fábricas locales, sino trasladadas a Shandong, en el extremo opuesto del país. Una vez más, la socia de Decathlon, Jifa, está directamente implicada.
Traslado de uigures a través de China
Con la cabeza baja y el rostro impasible, una docena de aprendices uigures esperan sobre una alfombra roja extendida en el patio deportivo de la escuela profesional de Yengisar. Detrás de ellas, una pancarta ondeante anuncia una ceremonia para “celebrar su partida”. Según un periódico local, en marzo de 2019 formaban parte de un grupo de 28 jóvenes enviadas a realizar “prácticas” en la sede central del grupo Jifa en Qingdao, capital de la provincia de Shandong, a 4.000 kilómetros de distancia.

Estudiantes en el patio de la escuela profesional de Yengisar antes de partir hacia la sede de Jifa en Qingdao. Imagen: Dazhong Daily (marzo de 2019)
El viaje fue financiado por las autoridades chinas dentro del marco de la llamada “ayuda industrial a Xinjiang”. Pero más que ayuda, fue un traslado de uigures para suplir la escasez de mano de obra barata en Shandong, donde Jifa posee una veintena de fábricas. Esta práctica alimenta la “sinicización” impulsada por Pekín en Xinjiang. Un informe elaborado por un equipo de investigación chino, difundido inadvertidamente en 2019, lo confirma: “Ayudarlas a salir de la pobreza es el método más básico e importante, especialmente mediante el traslado laboral. Esto no solo reduce la densidad de población uigur en Xinjiang, sino que también es un método importante para reformar, fundir y asimilar a las uigures”, la minoría perseguida.
Dos fábricas de Jifa que trabajan para Decathlon en Shandong se benefician presuntamente de estos traslados desde Xinjiang, según revela la investigación de Disclose y Cash Investigation. Una se encuentra en el pueblo de Liudi, al oeste de la provincia. La otra es precisamente la fábrica de Sanzhiwang, a pocos kilómetros, donde encontramos a una niña de 12 años manipulando un polo de Decathlon, a pesar de que la edad legal mínima para trabajar en China es de 16 años.
Camisetas Kalenji, pantalones Domyos, sudaderas Kipsta, etc.: vídeos publicados por el personal de ambas fábricas en la versión china de TikTok muestran cómo manipulan productos de la marca francesa. Entre comentarios sobre “trabajo pesado” y “horas extra”, destaca un vídeo en el que una trabajadora de Jifa ofrece una visita guiada por los talleres de Sanzhiwang. Frente a la cámara, lanza un mensaje a su comunidad: “Gente de Xinjiang y Corea del Norte, sois bienvenidas para trabajar aquí… Hay todo tipo de subvenciones del gobierno chino”. Una traducción confirmada por tres traductoras para Disclose y Cash Investigation.
Fragmento del vídeo de Antoine Schirer, para Disclose
En otras palabras, Jifa recibe apoyo financiero de las autoridades para traer personas trabajadoras de regiones donde los gobiernos centrales, tanto en Pekín como en Pyongyang, reprimen a la población. Es una prueba incuestionable de trabajo forzoso, según el antropólogo Adrian Zenz: “Si una empresa recibe subvenciones por contratar a minorías étnicas de Xinjiang, significa que está participando en un programa oficial de traslado laboral. Esto implica un riesgo muy alto y sistemático de trabajo forzoso impuesto por el Estado”. Ese mismo riesgo se esconde en el último eslabón de la cadena de producción de Decathlon en China: el cultivo del algodón.
Algodón de Xinjiang
Durante una visita con cámara oculta a la fábrica de Liudi, una encargada de Jifa reveló información crucial mientras pasaba frente a rollos de tela. Dijo que el algodón utilizado por Decathlon “podría venir de Xinjiang”. Pero el cultivo de algodón en la región está estrechamente vinculado a graves riesgos de trabajo forzoso. Según varios informes e investigaciones internacionales, más de medio millón de uigures habrían sido obligadas, en 2020, a recoger y procesar algodón, una materia prima esencial para el mercado textil chino. El cultivo de algodón representa el 90% de la producción nacional. En 2023, las autoridades de Xinjiang aún pedían ampliar el programa de “trabajadoras uigures excedentes” para enviarlas a los campos de algodón.
Cuando llamamos a la responsable de Jifa unos días después, hizo una segunda revelación aún más comprometida para la marca deportiva francesa. Afirmó que “los algodones los elige Decathlon”. Y añadió: “Nosotras solo ensamblamos los tejidos. La materia prima para la ropa la selecciona nuestra clientela”. Cuando Disclose contactó con Decathlon, la marca aseguró rotundamente que “el 100% del algodón utilizado en la fabricación de sus productos proviene de fuentes comprometidas con prácticas más responsables”, aunque reconoció que “continúa reforzando la trazabilidad de todos sus suministros de materias primas”. Una formulación más prudente que la que figuraba hasta hace poco en su sitio web, la cual había desaparecido repentinamente al final de esta investigación: “Para evitar comprar algodón de Xinjiang, hay que tener los medios para saber de dónde proviene”.
La multinacional francesa podría tener que intensificar sus “esfuerzos”. Desde 2022, la importación de productos fabricados con algodón de Xinjiang está prohibida en Estados Unidos y es probable que sea rechazada por las aduanas en Canadá y el Reino Unido. Decathlon vende su ropa en los tres países. En la primavera de 2024, el Parlamento Europeo también aprobó un borrador de reglamento que prohíbe los productos fruto del trabajo forzoso, con entrada en vigor prevista para 2027. Decathlon podría haber cuestionado hace tiempo su relación con Jifa, antes de que se vea legalmente obligada a hacerlo. En marzo de 2021, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos escribió simultáneamente a ambas empresas para preguntarles sobre la posible presencia de trabajo forzoso en sus cadenas de suministro. La marca lo reconoció a Disclose, diciendo que “esa carta captó toda [su] atención”. Verificamos que, aparentemente, lo único que hizo la multinacional francesa fue enviar un correo electrónico recordando su política de derechos humanos y su propósito: “hacer accesible de manera sostenible el placer y los beneficios del deporte para todas”.
Lee los demás episodios de nuestra investigación “Decathlon, campeón de la explotación”
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I. Decathlon, la fábrica téxtil de trabajo forzado en Bangladés
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II. Decathlon: revelaciones sobre un campeón de la explotación
Actualizaciones
07/02/2025, 2:12 pm: la empresa Xinjiang Xirong Clothing es una sucursal de Jifa hasta finales de 2023
21/03/2025, 9:00 am : Adición de una referencia a los tres traductores Chino-Francés contactados por Disclose y Cash Investigation previamente a la publicación de este artículo