Fuente: YASMINA JIMéNEZ www.elmundo.es
MADRID.- La fábrica textil Spectrum en Savar (Bangladesh) se convirtió en 2005 en una trampa mortal para 64 empleados, tras explotar una caldera que provocó su hundimiento. Unas 70 personas resultaron heridas y cientos perdieron su empleo. Amirul Haque Amin, de la ‘National Garment Workers Federation in Bangladesh’ contó que «las salidas estaban bloqueadas, las puertas cerradas, o sólo existía el estrecho hueco de la escalera para todos los trabajadores».
Shahid Alam, un alto cargo de la Autoridad de Desarrollo de Dhaka, declaró tras el accidente que la fábrica se construyó sobre una zona pantanosa a pesar de la falta de permiso. Esto explica que el caso Spectrum no fue un accidente casual, ni aislado, como demuestran otras catástrofes recientes. Entre febrero y marzo se produjeron cuatro accidentes más en este tipo de talleres que producían para empresas de Europa y EEUU dejando 88 trabajadores muertos -algunos de tan sólo 12 años- y más de 250 heridos.
A pesar de los continuos esfuerzos nacionales e internacionales para mejorar la economía del país, Bangladesh sigue siendo uno de los pueblos más pobres del mundo, de mayor densidad de población y menor desarrollo. Se estima que unos 20 millones de personas requieren asistencia alimenticia.
El sector textil, con unas 4.000 fábricas, supone la principal fuente de exportaciones del país, un 80%, aunque la mayoría de esas factorías carecen de las medidas mínimas de seguridad para sus trabajadores, que constituyen más de dos millones de personas.
Nure Alam, antiguo trabajador de Spectrum, perdió un brazo después de sobrevivir 14 horas sepultado bajo los escombros. Tras el accidente recibió una indemnización de 266 euros, suficientes sólo para cubrir los gastos médicos. Discapacitado y sin empleo se enfrenta sin recursos al mantenimiento de su familia. «Yo tenía que cuidar de todos: mi esposa, mi hijo, mi hermana y mi madre. Ahora estamos [su esposa y él] desempleados. Mi mujer tiene que cuidar de la familia, yo no puedo hacer cualquier cosa».
Fondo de indemnización
Con motivo del primer aniversario de la catástrofe los activistas de la Campaña Ropa Limpia (CRL) en Europa y en Bangladesh vuelven a denunciar que los supervivientes y las familias de los fallecidos todavía no han recibido una indemnización decente y han lanzado una acción de presión internacional hacia las embajadas de Bangladesh en Europa por el continuo peligro que corren los trabajadores de la industria textil en este país.
Un año después, sólo tres empresas que producían en el taller — Inditex (España), New Wave Group (Suecia) y Solo Invest (Francia) — han aceptado contribuir al fondo de indemnización para los supervivientes y familias de los fallecidos en la fábrica de Savar. No obstante, aún no se han producido mejoras estructurales integrales relativas a la salud y seguridad laboral a pesar de los innumerables llamamientos por parte de ONG y sindicatos.
En Spectrum y en la fábrica adyacente Shahriyar fabric, se confeccionaban prendas para un amplio abanico de empresas europeas. De éstas, no se han comprometido a contribuir al fondo de compensación: Carrefour y CMT Windfield (Francia), Cotton Group (Bélgica), KarstadtQuelle, New Yorker y Bluhmod (Alemania), y, Scapino (Holanda).
La Campaña Ropa Limpia ha llevado las demandas de los trabajadores ante el Gobierno del país a través de su representación en España. Para ello se ha enviado un mensaje claro a la industria y al Gobierno de Bangladesh de que la extrema precariedad de las condiciones de trabajo en la industria textil y de ropa es insostenible: es necesario realizar cambios de envergadura y todo retraso significa más muertos y heridos.
Talleres en el Sur
La situación en Bangladesh ha devuelto a la actualidad un problema latente en medio mundo. El 70% de las prendas de vestir que se consume en nuestro planeta se hacen en países en vías de desarrollo.
Estado en el que quedó la fábrica Spectrum tras el accidente. (Foto: CRL)
En la actualidad tan sólo cuatro países —China, India, Turquía y Marruecos—, donde no existen garantías de cumplimiento de la legislación de derechos laborales, producen el 40% de las prendas que se venden en España.
Por esta razón, se ha pedido al Gobierno español que impulse de manera urgente un Plan de Implantación de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que incorpore medidas concretas que contribuyan a garantizar que la industria del textil y la confección deslocaliza su producción de manera responsable.
Los consumidores del Norte concienciados con el problema textil pueden hacer suyo el lema que acuñó la Campaña Ropa Limpia reivindicando seguridad para los trabajadores de Bangladesh: ‘¡Basta de arriesgar la vida cosiendo nuestra ropa!’.