La aristócrata, relaciones públicas de Christian Dior reconoce en una entrevista a Diario de Ibiza que en la fabricación de productos de seda se usa la mano de obra infantil.
Cuando el periódico le preguntó sobre el elevado precio de los productos de su empresa, afirmó que la seda «se obtiene de unos capullos que hacen unos gusanos. Y hay unos niños que deben deshacerlos con sus pequeños deditos. Es lógico que valga dinero, pues lo vale el trabajo que ha costado fabricarlo, igual que componer una sinfonía, o escribir un libro o pintar un cuadro».
Como ya denuncio la CRL con motivo del Día internacional contra la explotación infantil, en la actualidad, 350 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años trabajan, 211 millones en el caso de niños y niñas por debajo de los 15 años. Aproximadamente 1 de cada 12 lo hace en condiciones perjudiciales para su salud, su desarrollo y su vida (Unicef, 2005). Asia alberga el mayor número de niñas y niños trabajadores entre 5 y 14 años (127,3 millones); sin embargo, aún existen 2,5 millones que trabajan en países económicamente desarrollados o en vías de desarrollo. Las pequeñas manos de la infancia pueden realizar trabajos minuciosos con sorprendente eficiencia. De los últimos informes aparecidos que analicen las condiciones laborales en la industria textil en Marruecos, país en el que producen empresas españolas como Inditex, Mango o Induyco, se desprende una creciente subcontratación doméstica, que afecta especialmente a los niños y niñas. En estos talleres clandestinos, toda la familia colabora en la producción lo que dificulta el control por parte de organismos independientes.
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