Testimonios

Ry Seab – Camboya

Ry Seab – Camboya

«Si me quedara a vivir cerca de la fábrica alquilando una habitación, tendría unos gastos que no me permitirían ahorrar nada. Por eso prefiero ir y venir cada día. Estoy cansada todo el tiempo, pero es mi trabajo y tengo que hacerlo y ser paciente.»

Naga Bai – India

Naga Bai – India

Naga Bai, de 65 años, trabaja como costurera desde su domicilio en la región de Ambur, India. Hace más de 20 años que cose zapatos en casa. Cada mañana un intermediario le entrega palas de calzado (la parte superior del zapato), que ella cose durante todo el día.

Hasan – Bangladesh

Hasan – Bangladesh

«Apenas puedo escribir mi nombre. Sin educación sé que nunca podré hacer otro trabajo. Hasta para tener un trabajo en el textil hoy en día hay que tener educación. Así que es bueno para mí aprender este trabajo. Anteriormente trabajé en una curtiduría, arriesgando mucho mi salud. Así que empecé a aprender zapatería. Ahora mismo solo puedo cortar el cuero de acuerdo con
el tamaño y el diseño, pero con el tiempo aprenderé el proceso completo de zapatería.»

Jashmin Uddin – Bangladesh

Jashmin Uddin – Bangladesh

«Todos los días mi hija me pide que deje este trabajo. Ella piensa que es peligroso trabajar aquí. Pero he estado trabajando aquí durante los últimos 25 años. He criado a mis hijos trabajando aquí y no sé hacer otra cosa. El trabajo que estoy haciendo es muy especial; no todo el mundo puede hacerlo…»

Araz Miah – Bangladesh

Araz Miah – Bangladesh

«Me siento muy débil. El dueño de la curtiduría me pidió que dejara el trabajo hace cinco años porque mi salud se ha deteriorado mucho. He trabajado aquí más de 35 años. No traje a mis dos hijos a la ciudad. Este es un lugar contaminado y no quiero que sus vidas se arruinen en esta atmósfera. Mi vida llega a su fin, pero quiero que ellos se queden en el pueblo y vivan de cultivar la tierra.»

Sorn Sreynoun – Camboya

Sorn Sreynoun – Camboya

«La cantidad que gasto depende de cuánto como y del tipo de comida. Si compro comida mejor, gasto más. Si como poco, mi salud no será buena y no podré trabajar bien. Pero si como más, no me quedará dinero.”

Fatna – Marruecos

Fatna – Marruecos

Testimonio de Fatna, trabajadora que confecciona ropa en Tánger (Marruecos) para marcas internacionales de moda.

Adulhalim Demir – Turquía

Adulhalim Demir – Turquía

«Primero trabajé para Leke Jeans. Dormía en la sección destinada al tratamiento de vaqueros mediante chorro de arena o sandblasting. Tras un tiempo, me dijeron que si quería continuar durmiendo ahí, tendría que empezar a trabajar en el sandblasting. Trabajé durante dos meses. Después, entre 1998 y 1999 trabajé durante un año como “jefe de sandblasting” para una empresa que producía vaqueros para Tommy Hilfiger. Trabajaba y dormía ahí. Creo que fue durante este periodo cuando enfermé.»

Trabajadoras de Bulgaria y Turquía

Trabajadoras de Bulgaria y Turquía

Durante 9 minutos de documental realizado por Campaña Ropa Limpia trabajadoras hablan acerca de su vida, salario y condiciones de trabajo. Estas trabajadoras producen ropa para marcas importantes como Hugo Boss, Zara, H&M o Benetton.

Prum Sambath – Camboya

Prum Sambath – Camboya

«Antes ganaba más, pero ahora han más grupos trabajando en distintos edificios de la fábrica, y hay menos trabajo. Así que gano menos. El mes pasado gané solo 130$»

Salma – Bangladesh

Salma – Bangladesh

En este vídeo Salma nos cuenta las condiciones en las que ha trabajado en las fábricas textiles de Tánger.

Rahim – Bangladesh

Rahim – Bangladesh

«Lo peor de mi trabajo es que la gente no nos valora. Pueden respetar a un trabajador o trabajadora del textil, pero no a nosotros. Tal vez esto es porque trabajamos en un ambiente peligroso que plantea grandes riesgos para nuestra salud. Si salgo y me siento en un puesto de té, la gente no se sentará a mi lado.
Puedo entender que mi olor corporal no desaparece después de varias duchas, pero este es mi trabajo. No soy un ladrón.»

Shaurav – Bangladesh

Shaurav – Bangladesh

«Quiero ir a la escuela pero mis padres dijeron que solo los ricos van a la escuela. Odio el trabajo que hago. Pero no puedo dejar este trabajo porque somos muy pobres y si lo dejo mi madre tiene que trabajar horas extras para ganar más dinero.
Gano 3.000 takas al mes (35€), lo que es un salario bastante grande para un chico pequeño como yo.»

Sim Nak – Camboya

Sim Nak – Camboya

Sim Nak – Camboya Sim Nak, de 33 años, se peina antes de trabajar en la modesta habitación que comparte con tres compañeras de trabajo en Phnom Penh, Camboya. Lleva trabajando 4 años en ShenZhou. La mayoría de los días de 7h a 16h, y después otras dos...

Parvin Akter – Bangladesh

Parvin Akter – Bangladesh

«Mi marido me dejó hace quince años. Estaba embarazada de ocho meses de mi hija menor cuando empecé a trabajar en la curtiduría. No sé cómo sobreviví todos estos años trabajando aquí y criando a los niños. Los envío a la escuela. Mi trabajo comienza a las 7h y termina a las 19h.
Lo más triste es que como mujer siempre gano menos que un hombre. Después de 15 años de experiencia mi sueldo actual es de 6.500 takas (75€).»

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