El lunes 24 de abril se conmemora el cuarto aniversario del derrumbe del Rana Plaza en Bangladesh; el edificio que se desplomó cobrándose la vida de 1.134 personas e hiriendo a más de 2.000. El Rana Plaza albergaba cinco fábricas de ropa que producían para marcas europeas y norteamericanas Nuestro recuerdo y solidaridad están con las personas fallecidas y con las víctimas que todavía hoy sufren las cicatrices físicas y psicológicas dejadas por el desastre.
Cuatro años después, la Campaña Ropa Limpia sigue reivindicando que para lograr el cambio fundamental prometido tras de la peor tragedia ocurrida en la industria de ropa debe hacerse mucho más. Gobiernos, marcas y fabricantes tienen los deberes sin hacer en materia de derechos laborales, transparencia y seguridad en las fábricas.
Lo que ocurrió en Rana Plaza constituye el paradigma de las deficiencias sistémicas de la industria de ropa. El edificio derrumbado no había sido inspeccionado adecuadamente, las fábricas no estaban sindicalizadas y no había registro público de las marcas que producían allí.
A raíz del desastre, por fin las empresas se decidieron a firmar un acuerdo de cinco años de duración y legalmente vinculante para mejorar la seguridad en las fábricas de Bangladesh. El Acuerdo para la seguridad en edificios y contra incendios en Bangladesh al que se han adherido más de 200 empresas ha logrado a lo largo de estos 4 años de ejecución mejorar sustancialmente la seguridad en las fábricas de este país. Sin embargo, siguen sin abordarse cuestiones fundamentales como la continua represión de los derechos de los trabajadores y trabajadoras en Bangladesh y la falta de transparencia en las cadenas de producción, que imposibilita saber dónde y en qué condiciones producen las marcas sus prendas de ropa.
Esta opacidad en la industria de la confección también obstaculizó la campaña impulsada por la Campaña Ropa Limpia y los sindicatos de Bangladesh e internacionales para lograr el pago de indemnizaciones a las víctimas del Rana Plaza. Para demostrar el vínculo entre las marcas internacionales y las fábricas, activistas y periodistas tuvieron que buscar entre los escombros etiquetas y otros documentos necesarios que probasen la relación comercial. Eva Kreisler de la Campaña Ropa Limpia señala: «Nadie debería tener que arriesgar su vida tratando de sacar etiquetas y documentos de un edificio en ruinas para que las voces de las trabajadoras sean escuchadas; tienen derecho a saber para quién trabajan. Y como consumidores y consumidoras tenemos derechos a saber dónde y bajo qué condiciones se hace la ropa que compramos».
La Oficina Internacional de la Campaña Ropa Limpia publica hoy un documento (disponible en inglés) que enumera una serie de acciones concretas y realizables. De ser adoptadas por las empresas y los gobiernos, nos acercarían a aquella industria de ropa sostenible prometida tras el colapso de Rana Plaza. Estas medidas incluyen entre otras cosas la extensión y el fortalecimiento del Acuerdo de Bangladesh más allá de su vigencia inicial de cinco años. La Campaña Ropa Limpia también pide a las marcas y minoristas que mejoren la transparencia de sus cadenas de suministro, permitiendo tanto a trabajadores y trabajadoras como a las personas consumidoras monitorear más de cerca las condiciones de trabajo.
Además, reclamamos a la Unión Europea –el mayor mercado de exportación de Bangladesh- que utilice la regulación comercial para hacer cumplir los derechos sindicales en Bangladesh y apruebe una regulación europea que obligue al ejercicio de Diligencia Debida e imponga mayor transparencia a las empresas europeas. A este respecto, acogemos con enorme esperanza y satisfacción el informe impulsado por la Eurodiputada de Podemos Lola Sánchez Caldentey que pide a la Comisión la presentación de una propuesta legislativa sobre obligaciones de diligencia debida vinculantes para las cadenas de suministro del sector de la confección y subraya entre otras cosas la inclusión de normas relativas a salud y seguridad, al salario digno, a la libertad sindical y a la negociación colectiva.
«Europa debe liderar este cambio por principios y responsabilidad. También por su influencia en la industria: la Unión Europea es uno de los principales destinos de la ropa producida en países con alto riesgo de violación de los Derechos Humanos como Bangladesh, Camboya o Pakistán. Y las transnacionales europeas concentran buena parte de su producción en estos países. Hemos visto además que «made in Europe» no significa estar exento de vulneraciones de los derechos laborales» declara Eva Kreisler.
La propuesta de resolución será sometida a votación en el Parlamento Europeo el próximo 27 de Abril. La Campaña Ropa Limpia insta a todos los grupos parlamentarios de la Eurocámara a apoyarla después de que el pasado 21 de marzo la resolución fuera aprobada por Comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo (14 votos a favor, 8 abstenciones y 2 votos en contra). Alentamos a la Comisión Europea que, una vez sea aprobado en el Parlamento Europeo, aborde este desafío de forma proactiva y urgente.