Activistas de 12 países europeos denunciarán los bajos salarios que reciben los trabajadores y las trabajadoras que confeccionan la ropa que se vende en las grandes superficies. A lo largo de esta semana se van a desarrollar una serie de actividades enmarcadas en la jornada del 7 de octubre, Día Internacional por un Trabajo Decente. En este contexto, la Campaña Ropa Limpia europea presiona a las cadenas de distribución como Carrefour, Tesco, Aldi o Lidl para que tomen en consideración la propuesta de la «Asia Floor Wage Campaign».»Empresas como Carrefour, Aldi o Lidl no pueden ignorar por más tiempo las condiciones desesperadas en las que viven las trabajadoras que confeccionan sus productos», afirma Jeroen Merk del Secretariado Internacional de la Campaña Ropa Limpia.Asia Floor Wage Campaign es una propuesta de ONGs y sindicatos asiáticos que responde a las prácticas de una industria, la textil, en la que la competencia entre mercados laborales precarios e injustos ha mantenido los salarios a un nivel de miseria durante décadas. El salario medio de una obrera de la confección en Asia es de unos dos dólares por una jornada oficial de ocho horas. Aunque, el horario se incumple sistemáticamente y llega a superar las 14 horas según el volumen de trabajo. Es verdad que los precios en Bangladesh, India o China son más bajos que en Europa y Estados Unidos sin embargo, organizaciones y sindicatos calculan que una obrera bengalí debería cobrar unos ocho dólares diarios para equiparar su capacidad de compra a la de una obrera media de la Unión Europea. Las organizaciones de la Asia Floor Wage Alliance no exigen llegar a esta cifra pero han establecido una metodología basada en el indicador de Paridad de Poder de Compra del Banco Mundial, a partir de la cual se ha calculado el salario que deberían recibir las personas trabajadoras para poder adquirir una canasta básica de productos y servicios, (475 $ en paridad de poder de compra mensuales).En la situación de crisis actual la mayoría de las familias del mundo recorta sus gastos y es razonable preocuparse por el incremento de precios que podría suponer pagar un salario digno a las trabajadoras y a los trabajadores asiáticos. Sin embargo, hay que dejar claro que el coste laboral representa sólo un 3% (como máximo) del precio final de las prendas que se venden en Europa. Esto quiere decir que si se doblaran los salarios actuales, los consumidores y las consumidoras pagarían aproximadamente 60 céntimos de euro adicionales por una camiseta que cuesta 20 euros. Recibir un salario digno es un derecho reconocido internacionalmente, aún así las personas trabajadoras de la confección se ven privado de él en la mayoría de las ocasiones. Las trabajadoras, la gran mayoría son mujeres, que producen la ropa para las cadenas internacionales de distribución viven en un situación de pobreza extrema, a menudo ocupan viviendas insalubres, sin agua corriente y no disponen del efectivo suficiente para alimentar correctamente a sus familias.»Una fábrica puede producir por una firma internacional y tener un código de conducta laboral, estar limpia y pasar las auditorías de las empresas transnacionales, pero si las trabajadoras viven en la pobreza, su situación sigue siendo de explotación», afirma Merk.Muchas empresas transnacionales se esfuerzan por hacer públicas sus medidas de Responsabilidad Social Empresarial y se felicitan por sus códigos de conducta y sus procesos de auditoría social. No obstante, tras más de 20 años de políticas de RSE la realidad de las trabajadoras, lejos de mejorar, empeora . Así las cosas, la Campaña Ropa Limpia insta a aquellas firmas y empresas de distribución que estén realmente preocupadas por el bienestar de las personas que fabrican sus productos a que tomen medidas para alcanzar unos salarios dignos.
Nueva publicación: guía de transposición de la Directiva Europea de Diligencia Debida de las empresas en materia de Sostenibilidad
La Campaña Ropa Limpia, junto con otras ocho ONG europeas, publica una guía de transposición sobre la Directiva de Diligencia Debida de las empresas en materia de Sostenibilidad (CSDDD por sus siglas en inglés). El proceso de transposición presenta una oportunidad única para abordar las lagunas del texto de la ley y para mejorar la protección de los trabajadores y las trabajadoras y las comunidades de todo el mundo.