Hace hoy exactamente nueve años, un devastador incendio en una fábrica de Bangladesh causó la muerte de al menos 113 personas y dejó heridas a muchas más. Casi una década después, grandes marcas y minoristas cuya ropa se confeccionaba en esta fábrica, como Walmart, Disney y Dickies, siguen poniendo en peligro la vida de sus trabajadores. Queremos rendir homenaje un año más a las personas que murieron en este terrible y evitable incendio. Además, reclamamos a las marcas de ropa y a los minoristas que tomen urgentemente medidas contundentes para prevenir futuros incendios y otros accidentes en materia de seguridad. Solo así evitaremos que ninguna otra familia tenga que sufrir pérdidas tan devastadoras.
Cuando se incendió Tazreen Fashions en Dhaka, el 24 de noviembre de 2012, muchas de las personas que trabajaban en esa fábrica de ropa manifiestamente insegura no encontraron otra vía de escape que precipitarse al vacío desde los pisos superiores. El incendio de Tazreen se produjo tras una década de tragedias similares en fábricas textiles de Bangladesh que, en conjunto, habían causado la muerte de al menos 500 personas. Cinco meses más tarde, esta tragedia fue eclipsada por el derrumbe del edificio Rana Plaza, en el que fallecieron más de 1.100 trabajadoras de la confección.
A raíz de ambas tragedias y de la indignación generalizada que provocó conocer las inhumanas condiciones laborales de las personas que trabajan en las cadenas de producción de las grandes empresas textiles, un grupo de marcas de ropa y minoristas firmaron un acuerdo vinculante con los sindicatos globales, el “Acuerdo sobre seguridad de edificios y contra incendios en Bangladesh”. El Acuerdo de Bangladesh es una iniciativa transparente y creíble que desde 2013 ha hecho más seguras las fábricas para más de dos millones de trabajadores en ese país asiático.
Sin embargo, hubo marcas que se negaron rotundamente a adherirse a este programa de seguridad e ignoraron los llamamientos de los sindicatos para trabajar juntos. Por el contrario, crearon una iniciativa poco transparente y controlada por las propias empresas, en un intento de protegerse de las críticas. Entre estas empresas se encuentran Walmart y Disney, cuyos productos se encontraban en varias líneas de producción en Tazreen en el momento del incendio, pero también otras grandes marcas y minoristas estadounidenses con una importante producción en Bangladesh, como Gap, VF Corporation (The North Face, Timberland) y Target.
La iniciativa de estas empresas, que fue bautizada como “la Alianza para la Seguridad de los Trabajadores de Bangladesh”, cerró después de cinco años. Mantuvieron una versión reducida de sus actividades, llamada Nirapon. No hay pruebas de que Nirapon sea mucho más que una fachada a la que sus marcas miembros pueden señalar si alguien les cuestiona sobre la seguridad de sus fábricas en Bangladesh y sobre las razones por las que han rechazado unirse al Acuerdo de Bangladesh. Desde finales de 2019, Nirapon no tiene operaciones en Bangladesh y ahora existe dentro de la oficina del auditor social corporativo Elevate en Estados Unidos.
Al emplear esta firma de auditoría social las marcas se blindan de cualquier responsabilidad o rendición de cuentas, haciendo recaer la responsabilidad de resolver cualquier riesgo de seguridad únicamente en los propietarios de las fábricas. En su página web Elevate manifiesta: «La gestión del riesgo recae en el empresario, y sólo él puede controlar de manera eficaz ese riesgo, no el cliente. Esto significa que si una fábrica no es segura, sólo podemos proporcionar al propietario y a los directivos la formación e indicaciones para conseguir un lugar de trabajo seguro, no podemos controlar el riesgo por ellos». Se trata de un planteamiento radicalmente distinto al del Acuerdo de Bangladesh, que siempre ha hecho recaer en las marcas miembro la obligación de garantizar que sus fábricas proveedoras dispongan de los medios financieros para llevar a cabo las renovaciones y reparaciones de seguridad prescritas.
Minoristas como Walmart, cuya confianza en las opacas auditorías sociales controladas por las empresas ha tenido consecuencias fatales en el pasado – quedó tristemente patente el 24 de noviembre de 2012en Tazreen Fashions – deberían ser conscientes del fracaso de su modelo.
Afortunadamente, desde Septiembre de 2021 el “Acuerdo de Bangladesh” ha iniciado un nuevo mandato en forma de Acuerdo Internacional para la Salud y la Seguridad en la Industria Textil y de la Confección para prolongar su trabajo durante dos años más en Bangladesh y ampliar su cobertura para abarcar más cuestiones de salud y seguridad e iniciar nuevos programas en otros países. Este es el momento de que Walmarty otras empresas que no han firmado el Acuerdo cambien de opinión, dejen de esconderse tras una fachada de retórica corporativa y empiecen a formar parte de la iniciativa que realmente está haciendo más seguras las fábricas de las cadenas de suministro de ropa, salvando cientos de vidas.