«Still Un(der)paid», el recién publicado informe de la Clean Clothes Campaign, presenta una estimación actualizada de la pérdida de ingresos sufridos por las trabajadoras de la industria de la confección entre marzo de 2020 y marzo de 2021 .
El informe se basa en el «Un(der)paid in the Pandemic» publicado en agosto de 2020, en el que se estimaba que la pérdida de ingresos y de indemnizaciones durante los tres primeros meses de la pandemia se situaba entre los 3.200 y 5.800 millones de dólares. Aunque las marcas de ropa y los minoristas han vuelto a generar beneficios, gran parte de las personas trabajadoras se enfrentan a graves dificultades tras un año en el que los empresarios han dejado sin pagar o reducido los salarios, y los cierres repentinos de fábricas y las prácticas de compra poco éticas (pedidos impagados, cancelación de pedidos, reducción unilateral de precios…) han sido habituales. En un momento en que las tasas de infección por COVID crecen de forma alarmante en distintas regiones del mundo, nada apunta a que esta situación crítica vaya a solucionarse en el corto plazo.
La Campaña Ropa Limpia realizó una investigación en siete de los principales países asiáticos productores de ropa: Bangladesh, Camboya, India, Indonesia, Sri Lanka, Myanmar y Pakistán. La estimación publicada se basa en una evaluación de la magnitud probable del pago insuficiente de los salarios a partir de toda la información recabada.
Para el estudio se han tenido en cuenta las declaraciones de los empleadores, las encuestas realizadas a las personas trabajadoras, los informes de los medios de comunicación sobre el impacto de la pandemia en la industria de la confección y los registros de las protestas de las trabajadoras exigiendo el pago de sus salarios. A partir de toda esta información, la CCC hizo una serie de estimaciones, país por país, sobre los ingresos que se le deben a las personas trabajadoras de la confección en concepto de permisos e indemnizaciones, pagos insuficientes o salarios debidos durante la pandemia.
«Detrás de esta cifra hay un dolor humano incalculable y muchas veces irreparable. El informe pone de manifiesto que lo que oímos y leemos no son casos aislados. Esto no está ocurriendo en una sola fábrica de Bangladesh o Pakistán, sino en toda la industria de la confección, y este es el impacto financiero potencial: a las trabajadoras y trabajadores de la confección se les deben 11.850 millones de dólares, mientras que marcas como Nike, H&M, Inditex y Uniqlo hace tiempo que volvieron a generar beneficios», dijo Khalid Mahmood, de la Labour Education Foundation de Pakistán.
El informe expone cifras muy preocupantes: los trabajadores de todos los países investigados, a excepción de Indonesia, se enfrentan a una brecha salarial que es al menos dos veces su salario medio mensual. Se calcula que 1,6 millones de personas trabajadoras del sector de la confección fueron despedidas en los siete países estudiados durante los periodos de pandemia y de confinamiento, y la investigación de la CCC indica que muchas de ellas no recibieron la totalidad de las indemnizaciones por despido que les correspondían legalmente. Durante los periodos de suspensión, debido a cierres o cancelaciones de pedidos, a menudo solo recibieron un pequeño porcentaje de sus salarios habituales, que en cualquier caso están muy por debajo de un salario digno. Como consecuencia, muchos trabajadores de la confección se enfrentan a elevadas deudas y tanto ellos como sus familias han pasado hambre durante la pandemia.
«A pesar del compromiso de los sindicatos para mitigar el impacto de la COVID-19 en las personas trabajadoras a través del diálogo social, los proveedores del sector de la confección violan sistemáticamente los acuerdos locales sobre salarios. Como resultado, la gran mayoría de los trabajadores de la confección están siendo penalizados con recortes salariales o con la pérdida de sus puestos de trabajo«, dijo Anton Marcus, del sindicato Free Trade Zones & General Service Employees Union de Sri Lanka.
Dos grupos de trabajadores, en particular, parecen correr un riesgo especialmente alto de perder su empleo y sus ingresos: los miembros de los sindicatos y las personas contratadas de manera informal o temporal, que a menudo no tienen acceso a las normas de protección social. Los representantes sindicales y el personal de las ONG locales que contribuyeron a la redacción de este informe manifestaron su gran preocupación por el modo en que la pandemia ha agravado la represión de los derechos a la libertad de asociación y a la negociación colectiva. En al menos tres países, se recurrió a la violencia contra los miembros de los sindicatos que protestaban por el impago de salarios, y las actividades sindicales están siendo bloqueadas u obstaculizadas. En lugar de proteger a los trabajadores de la pandemia y sus “daños colaterales” inmediatos, la industria está fallando a las personas trabajadoras como colectivo. La pandemia ha exacerbado varios factores que ya eran preocupantes antes de la pandemia: los bajos salarios, el impago de las indemnizaciones, la represión sindical y el aumento del número de personas trabajadoras (a menudo inmigrantes y mujeres) con empleos informales.
La Campaña Ropa Limpia tiene la certeza de que, en los últimos tres meses, la cantidad que se debe a las personas trabajadoras del sector ha crecido más allá de los 11.850 millones de dólares, ya que muchos países están entrando en nuevos periodos de cierre y confinamiento. Si las marcas, los empleadores y los gobiernos no toman medidas inmediatamente, la cantidad seguirá creciendo.
Con una coalición de más de 230 organizaciones, incluidos 70 sindicatos, Clean Clothes Campaign pide a las marcas de ropa que negocien un acuerdo vinculante para asegurar los salarios, establecer un fondo de garantía de despido y garantizar el respeto de los derechos laborales fundamentales. Este acuerdo vinculante, que deberán negociar y firmar los sindicatos con las marcas, los empleadores individuales o las asociaciones de empleadores, exigirá a las marcas firmantes que garanticen que los trabajadores de sus cadenas de suministro reciban sus salarios regulares durante el periodo de la pandemia de Covid-19, además de garantizar el pago de indemnizaciones por despido a las trabajadoras de las fábricas que cierren o realicen despidos masivos, y que respeten los derechos laborales básicos.
«Hace ya más de un año que más de 100 marcas de moda y otras organizaciones respondieron a la pandemia uniéndose en una ‘Llamada a la Acción’ para la industria de la confección, y sin embargo solo un pequeño número de trabajadores ha recibido fondos. En la mayoría de los «países prioritarios» los trabajadores no han recibido nada y no es evidente que las propias marcas hayan aportado algo», ha declarado Ineke Zeldenrust, de la Oficina Internacional de la Campaña Ropa Limpia. «No podemos contar con las propias iniciativas de las marcas ni con los programas voluntarios en los que se esconden para cumplir con los trabajadores. Es urgente que las empresas negocien y firmen un acuerdo vinculante y aplicable con los sindicatos para evitar que millones de trabajadores de la confección y sus familias se vean abocados a una situación de indigencia aún mayor.»