Decathlon, la fábrica textil de trabajo forzado en Bangladesh

14/abril/2025

Investigación: Pierre Leibovici. Esta investigación fue publicada originalmente en Disclose, un medio de investigación sin ánimo de lucro de Francia, que ha autorizado a SETEM a realizar su traducción. Original.
Traducción al castellano: Marta Lobato (SETEM Catalunya)

Para ofrecer los precios más bajos posibles, el gigante francés de la distribución deportiva fabrica sus prendas en uno de los países más pobres del sur de Asia. Allí, Decathlon selecciona a los subcontratistas que pagan los salarios más bajos, incluso si eso implica trabajar con fábricas clandestinas peligrosas para los empleadas, según ha podido revelar Disclose a partir de documentos confidenciales.

Con su forma estilizada, su peso ligero y su precio asequible, la zapatilla Kalenji Run 100 es emblemática del saber hacer de Decathlon. A 13 euros el par, encarna el eslogan de la marca francesa desde 1976: “hacer el deporte accesible al mayor número de personas”. Un logro especialmente notable, teniendo en cuenta que a Decathlon le cuesta fabricarla la mitad, al otro lado del mundo, en Bangladesh. La multinacional deportiva parece no tener escrúpulos a la hora de explotar a los trabajadoras para garantizar el éxito comercial, aunque eso suponga una competencia feroz y peligrosa entre proveedores, fomentando el trabajo adolescente y las fábricas clandestinas en el país.

Esto es lo que ha revelado la investigación de Disclose, basada en el análisis de decenas de documentos internos de Decathlon y en testimonios de exempleados y exempleadas con experiencia en las prácticas comerciales descontroladas de la firma francesa en Bangladesh, donde se fabrican algunos de los productos más vendidos de sus marcas Quechua, Kalenji y Kipsta.

La zapatilla Kalenji Run 100. Créditos: Disclose.

Todo comienza con la selección de socios locales en este país del sur de Asia, donde la industria textil representa el 85% de las exportaciones. Antes de elegir a sus proveedores, Decathlon aplica un enfoque implacable: evalúa su “deseabilidad” y “rendimiento”. Otros factores incluyen “compartir una cultura de reducción de costes con Decathlon” y “un salario mínimo por debajo del salario medio”, según una matriz de 64 criterios a la que tuvo acceso Disclose.

Extracto de la matriz de selección de proveedores de Decathlon. Captura de pantalla: Disclose.

En otras palabras, Decathlon busca subcontratistas de bajo coste, por no decir de coste extremadamente bajo, como muestra una lista interna de proveedores compartida con Disclose. Se trata de un documento sensible para la marca francesa, que se niega a revelar sus socios de fabricación. En Bangladesh cuenta con nada menos que 73 subcontratistas, de los cuales 16 se dedican exclusivamente al calzado.

Decathlon pelea por cada céntimo”

Para asegurarse de que comparten una “cultura de reducción de costes”, Decathlon exige a sus subcontratistas en Bangladesh que presenten detalles de todos sus gastos: precio de la maquinaria, sueldos, alquileres, gastos administrativos, etc. Cientos de cifras son recopiladas por el fabricante y sumadas para determinar el “coste por minuto” de cada fábrica, con el fin de calcular el coste real de 60 segundos de trabajo. Un proceso de cálculo minucioso con el siguiente resultado: una media de 0,030 € por minuto en una fábrica de calzado en Bangladesh. “Decathlon pelea por cada céntimo”, dice un exempleado local de Decathlon.

Tabla de coste por minuto de Decathlon para la fábrica Edison Footwear, en Bangladesh. Captura de pantalla: Disclose.

Todo está desglosado y optimizado”, dice un consultor industrial en Asia que también trabajó en Decathlon durante varios años. “La marca sabe exactamente cuánto paga por cada gramo de material, por cada gesto en una estación de trabajo.” Afirma que otras marcas occidentales como Nike y Adidas han implantado un sistema similar de “control total de costes” en Bangladesh. Pero hay una gran diferencia: los productos de Decathlon son mucho más baratos que los de la competencia. Así que, “para reducir los costes de producción, solo teníamos una palanca: el coste laboral”, dice otro exempleado del grupo.

Disclose ha identificado a uno de los proveedores de “coste extremadamente bajo” de Decathlon en Bangladesh. Edison Footwear es uno de los principales socios de la marca francesa en el país. Algunas de sus 1.700 empleadas producen exclusivamente para Decathlon. En 2021, sus líneas de producción en Gazipur, al norte de Dhaka, la capital, fabricaron 1,3 millones de pares de zapatillas Kalenji Run 100. Estas zapatillas se venden a 13 euros en Francia. Para garantizar un buen margen de beneficio a su cliente —Decathlon compra cada par por la mitad, 6,17 euros las de mujer y 6,41 euros las de hombre—, Edison Footwear presiona tanto a sus trabajadoras que no es exagerado hablar de trabajo forzado en la industria textil.

60 horas por semana, 87 euros al mes

Según la tabla de “coste por minuto” elaborada por Decathlon y obtenida por Disclose, las trabajadoras de Edison Footwear ganaban de media el equivalente a 87 euros mensuales (8.447 takas) en 2020 por una jornada de 10 horas diarias, seis días a la semana, y solo 13 días de vacaciones anuales pagadas.

Casi todas las personas empleadas de Edison Footwear aceptan estos sueldos porque quieren escapar de la pobreza rural”, dice Kamrul Hasan, secretario general de la Akota Garments Workers Federation, el sindicato de trabajadores textiles. En noviembre pasado, se presentó en la puerta de la fábrica para intentar convencerles de que reclamaran sus derechos ante la dirección, sin éxito. El líder sindical observó a personas muy jóvenes que, según él, “necesitan trabajar para mantener a su familia”.

Fotografías publicadas en Google Maps confirman la presencia de adolescentes en los talleres donde se fabrican las zapatillas de Decathlon. Es difícil estimar su edad, pero en Bangladesh es legal trabajar a partir de los 14 años. Según el código de conducta que la multinacional francesa ha establecido para sus proveedores, las personas trabajadoras deben tener al menos 15 años. Estas personas jóvenes representan una gran ventaja económica: son contratados como aprendices y pueden cobrar menos que el salario mínimo —73 euros (7.100 takas) en 2020, es decir, unos 99 euros (12.500 takas) en 2025.

Tres trabajadores jóvenes en la fábrica Edison Footwear de Gazipur. Uno de ellos lleva un cordón con el logotipo de la empresa al cuello. En Bangladesh, la edad legal para trabajar es de 14 años. Fuente: Google Maps (abril de 2022).

Los salarios de Edison Footwear, tanto para personas adultas como para menores, se consideran totalmente insuficientes según los líderes sindicales e investigadores entrevistados por Disclose. “Es un salario legal, pero no un salario digno”, afirma Manirul Islam, director del Bangladesh Institute of Labour Studies. Calcula que deberían ganar el triple, es decir, 21.000 takas (165 euros) mensuales, para superar el umbral de la pobreza. Un contraste evidente con la “ambición” que la multinacional deportiva proclama en su código de conducta: “Todas las personas trabajadoras tienen derecho a una retribución suficiente para cubrir las necesidades básicas propias y de su familia, y para disponer de un pequeño margen para gastos discrecionales”.

Cuando Disclose preguntó a Decathlon sobre la aplicación de este compromiso en Edison Footwear, la compañía reconoció “incumplimientos de sus estándares (jornada laboral, remuneración), que ya han sido corregidos”. La multinacional afirma que “sus auditorías no han detectado ningún caso de trabajo infantil”. Se jacta de haber realizado 842 controles a sus subcontratistas en todo el mundo en 2024. Pero eso equivale a menos de una auditoría por año en cada uno de sus 1.300 proveedores. Y aún peor: representa una caída significativa respecto a dos años antes, cuando realizó controles en 1.067 fábricas asociadas.

Fábricas clandestinas

La planificación de recursos humanos es un ejercicio burocrático hecho para satisfacer a las marcas, no para proteger a las personas”, dice Christie Miedema, coordinadora de campaña en la ONG holandesa Clean Clothes Campaign. Disclose ha obtenido un vídeo que parece darle la razón. Fue grabado en Landmark Footwear, otro proveedor de Decathlon en Bangladesh. Muestra a trabajadoras aplicando pegamento extra fuerte con las manos desnudas para unir partes de la suela de las zapatillas Kalenji Run 100. Las instrucciones, con el logotipo de Decathlon y fechadas el 12 de diciembre de 2024, indican que la suela sale del horno a una temperatura de entre 45 y 55 °C. Las trabajadoras no usan mascarillas, a pesar de manipular una sustancia potencialmente tóxica y volátil.

Interrogada al respecto, Decathlon afirmó que “Landmark Footwear se incorporó a su red de proveedores en 2025, después de cumplir con sus estándares”. Pero la producción de las zapatillas ya estaba en marcha a finales de 2024, según las instrucciones del vídeo localizado por Disclose.

A pesar de las deficiencias en su autocontrol, Decathlon nunca ha firmado el Acuerdo Internacional para la Salud y la Seguridad en la Industria Textil, creado tras el desastre del Rana Plaza, que causó más de 1.100 muertos en 2013. El acuerdo, firmado por 190 marcas como Uniqlo, Primark y Puma, garantiza auditorías independientes y la publicación de resultados detallados —todo lo contrario de lo que hace Decathlon.

Hay un último secreto comercial que la multinacional se esfuerza por no revelar: recurre a “fábricas clandestinas”, según un exempleado, para fabricar componentes de zapatillas en Bangladesh. “Se llaman proveedores de nivel 3, no homologados”, explica. “Proporcionan aproximadamente el 10% de una zapatilla de running”. Por ejemplo, pueden suministrar a los subcontratistas oficiales de Decathlon tejidos, plásticos y etiquetas.

La marca no supervisa los derechos laborales, la seguridad de los edificios, etc., en talleres que no figuran en su lista de subcontratistas. “En Decathlon, las cadenas de valor ascendentes y descendentes son muy complejas”, reconoce la propia empresa en la página 27 de su plan de vigilancia, admitiendo a regañadientes la existencia de los “proveedores de nivel 3”. Pero estas fábricas son un eslabón esencial para poder vender zapatillas a 13 euros: “Cuando necesitas producir 1 millón de etiquetas y te cuestan 3 céntimos con un proveedor de nivel 2, pero solo 1 céntimo con uno de nivel 3, no lo dudas”, dice el exempleado. “Hay que conseguir el mejor precio, cueste lo que cueste”.

Consulta los otros fragmentos de la investigación sobre Decathlon “Decathlon, el campió de l’explotació” de Disclose:

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