Araz Miah – Bangladesh
Me siento muy débil. El dueño de la curtiduría me pidió que dejara el trabajo hace cinco años porque mi salud se ha deteriorado mucho. He trabajado aquí más de 35 años. No traje a mis dos hijos a la ciudad. Este es un lugar contaminado y no quiero que sus vidas se arruinen en esta atmósfera. Mi vida llega a su fin, pero quiero que ellos se queden en el pueblo y vivan de cultivar la tierra.