8 de marzo: reivindicamos los derechos de la mujer en la industria de la confección

07/marzo/2023 | Libertad de asociación, Noticias, Salarios dignos, Seguridad y salud

Las mujeres constituyen una abrumadora mayoría en la industria mundial de la confección y trabajan en condiciones terribles. Están mal pagadas, sufren violencia de género y requisitos laborales sexistas. Sin embargo, también se organizan, hacen oír su voz y toman la iniciativa para cambiar su situación. Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, desde la Campaña Ropa Limpia (CRL) queremos destacar su papel en la industria de la confección y reivindicar sus derechos.

Se calcula que 60 millones de personas impulsan la industria mundial de la confección con su trabajo, generando miles de millones de beneficios. El 80% de estas personas son mujeres y este dato no es casualidad, sino el resultado de prácticas discriminatorias de principio a fin. La industria de la confección es famosa por sus condiciones de trabajo poco decentes, con salarios bajos, horas extraordinarias forzadas y condiciones de trabajo inseguras. Las mujeres son deseables en la industria de la confección porque los empleadores se aprovechan de los estereotipos culturales -a los que las mujeres suelen estar obligadas a adherirse- que presentan a las mujeres como pasivas y flexibles.

Las responsabilidades productivas, reproductivas y domésticas, como la limpieza, la cocina y el cuidado de los niños, limitan la capacidad de las mujeres para buscar otro tipo de empleo. No tienen tiempo ni oportunidad de mejorar sus condiciones de trabajo, ni siquiera de denunciar los abusos a los que se enfrentan a diario, lo que las convierte en las empleadas ideales a ojos de la patronal. En las fábricas donde las grandes marcas compran la ropa que venden, las mujeres suelen verse privadas de permisos de maternidad, guarderías y desplazamientos seguros al trabajo. Estas violaciones estructurales se ven agravadas por la prevalencia de la violencia de género.

Sin embargo, las trabajadoras de nuestra red se muestran fuertes en la fábrica, yendo en contra de muchos de los estereotipos que existen en torno a las ideas sobre sus papeles «naturales» en la sociedad. Los riesgos que asumen son reales y hay mucho en juego.

Discriminación de género

La discriminación de género está muy arraigada en todos los países en los que actualmente se produce ropa. Las mujeres sufren con frecuencia abusos verbales y físicos y acoso sexual. También trabajan bajo el temor de ser quizás asaltadas o violadas cuando regresan a casa del trabajo a altas horas de la noche.

 

Red de solidaridad

La red de la Campaña Ropa Limpia se ha creado para ofrecer solidaridad directa a las trabajadoras de las fábricas. La CRL se esfuerza por tener una red formada por trabajadoras organizadas, y las personas que trabajan en las fábricas lideran la toma de decisiones en torno a nuestras estrategias. Una forma de hacerlo es a través de una de nuestras principales labores, los llamamientos urgentes, lo que significa que ofrecemos solidaridad directa a las mujeres que confeccionan nuestra ropa y que se oponen a las violaciones de sus derechos. Dentro de nuestra red, este desarrollo mutuo de capacidades conduce a una red fuerte con una voz clara para las mujeres trabajadoras.

En junio de 2019, tras años de campaña de algunos de nuestros socios, la Organización Internacional del Trabajo aprobó el histórico tratado para reducir el acoso laboral. Se trata de la primera norma internacional dirigida específicamente a abordar estos problemas en el lugar de trabajo y nuestra red presionará a los gobiernos y a las marcas para asegurarse de que se aplica.

Desde las organizaciones de la red Campaña Ropa Limpia queremos recordar y poner en valor la lucha diaria por la igualdad de derechos de todas las mujeres trabajadoras que confeccionan nuestra ropa. Seguiremos cada día acompañando las luchas de estas mujeres y siendo altavoz de su realidad para lograr, juntas, transformarla. Y con más fuerza el 8 de marzo.

 

Legislación europea sobre sostenibilidad empresarial que tenga en cuenta las cuestiones de género

La Directiva de la UE sobre debida diligencia en materia de sostenibilidad corporativa representa una oportunidad clave para impulsar los derechos de la mujer y la igualdad de género en las cadenas de valor internacionales de las empresas.

La propuesta de directiva de la Comisión Europea podría suponer un avance pionero para minimizar las repercusiones negativas de las empresas. Sin embargo, el proyecto de texto no integra una perspectiva de género y corre el riesgo de dejar atrás a las mujeres.

Por ello, con motivo del 8 de marzo, más de 140 organizaciones entre las que se encuentra la Campaña Ropa Limpia y SETEM, hemos firmado un llamamiento en el que pedimos una legislación sobre sostenibilidad empresarial que tenga en cuenta las cuestiones de género. 

Cualquier iniciativa legislativa que intente regular la conducta empresarial debe tener en cuenta estos impactos de género e intersectoriales, especialmente si se tiene en cuenta que en muchos sectores, como el textil, las mujeres constituyen la mayoría de la mano de obra.

Ahora que se acercan las votaciones clave en el Parlamento Europeo y las negociaciones a tres bandas, es crucial que las tres instituciones de la UE aprovechen esta oportunidad y garanticen que la directiva sea eficaz y tenga en cuenta la perspectiva de género.

Las 146 organizaciones de todo el mundo firmantes pedimos a la UE que aborde estas alarmantes deficiencias, luche contra la desigualdad de género en las cadenas de valor mundiales y marque una diferencia positiva en muchas vidas de todo el mundo.

Nuestras peticiones son:

  • Reconocer explícitamente que los efectos adversos de las actividades empresariales no son neutrales en términos de género.
  • Cubrir la cadena de valor entera.
  • Cubrir empresas de todos los tamaños.
  • Garantizar la protección de los derechos de la mujer.
  • Asegurar el acceso a la justicia.
  • Exigir que las empresas incluyan la perspectiva de género en los mecanismos para garantizar la participación de las partes interesadas.
  • Garantizar que los procesos de identificación de riesgos de las empresas tengan sean sensibles al género.
  • Exigir la recopilación y el uso de datos desagregados por género.
  • Garantizar que los procesos de remediación de las empresas sean sensibles al género.
  • Garantizar prácticas de compra sensibles al género.

 

 

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