Es el caso del diseñador gallego Adolfo Domínguez, que en una conferencia pronunciada a principios de febrero en el Fórum Europa pedía públicamente medidas como el despido libre o el retraso de la edad de jubilación. Según Domínguez, la posibilidad de despedir sin trabas administrativas ni judiciales haría que la gente «se ganara su puesto de trabajo cada día» y permitiría a los empresarios adaptar su producción a la demanda. Sin duda, el modisto es todo un nostálgico, de los que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor, y que añora el trabajo intensivo, clandestino y mal pagado que caracterizaba el sector textil gallego hace pocos años. Tanto echa de menos aquellos tiempos no muy lejanos que su firma subcontrata una parte cada vez mayor de su producción a países como Bangladesh, China o Marruecos, abandonando a los proveedores del Estado español que se ven forzados a cerrar. Y es que los talleres españoles difícilmente pueden ofrecer los mismos precios que las fábricas bengalíes, donde las trabajadoras de la confección cobran aproximadamente 26 euros mensuales.Acceso a este artículo completo de Albert Sales
25 de septiembre | Día de Acción por un Salario Digno
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