Dice ser un abanderado de las empresas que se preocupan por la Responsabilidad Social, sin embargo Carrefour continua rechazando participar la iniciativa puesta en marcha para asistir a las familias de los que murieron y a las personas heridas tras el derrumbamiento de la fábrica. Argumentan que la indemnización es una cosa del gobierno. En opinión de la CRL, sus acciones (o más exactamente la falta de acción) les ha otorgado el título de “empresa más irresponsable” entre el grupo que forman las empresas clientes de Spectrum. Mientras que los trabajadores perdieron la salud e incluso la vida, Carrefour, se siente a gusto escondiéndose tras el gobierno Bengalí sabiendo a ciencia cierta de que el gobierno no proporcionará a estas familias los ingresos que desesperadamente necesitan.
“No se como puedo arreglarmelas para comprar leche a mi hijo mayor de 6 años, pagar su matrícula escolar, o pagar el tratamiento médico que necesita mi madre” dice Nur-E-Alam de 30 años, quién perdió su brazo izquierdo tras el derrumbamiento. Como Zarina, E-Alam sobrevive a base de préstamos. Visitó Europa en el año 2006 para presionar a las empresas a actuar y concienciar sobre las desesperada situación en las que se ven obligadas a vivir las familias que trabajaban en Spectrum.
Recientes entrevistas realizadas a los ex-trabajadores de Spectrum han revelado que apenas pueden cubrir sus necesidades más básicas; tienen dificultades en pagar los alimentos, el alquiler de sus casas, la educación de sus hijo o el tratamiento médico (aunque éste se derive de las lesiones que les ocasionó el hundimiento de la fábrica en la que trabajaban).
Durante años Carrefour así como las empresas Cotton Group, Steilmann, New Yorker, Bluhmod, y Kirsten Mode se han aprovechado de los bajos precios de la ropa que fabricaban estos trabajadores, cerrando los ojos a las pésimas condiciones de trabajo de la fábrica Spectrum. Contribuyendo al fondo de indemnización y colaborando en el terreno con las ONGs y sindicatos locales implicados en esta iniciativa, estas empresas tienen la ocasión de demostrar que realmente se toman en serio sus responsabilidades sociales.