La firma de lujo PRADA sigue ignorando las violaciones de derechos laborales en sus fábricas proveedoras en Turquía

13/marzo/2009 | Noticias

 

Alrededor de 2.500 personas se movilizan en Paris, Milán, Londres, Estambul y España para instar a PRADA a que reconozca su responsabilidad y exija a DESA, una de sus fábricas proveedoras, que readmita a las 44 trabajadoras ilegalmente despedidas. Concretamente se recogieron más de 800 firmas en las acciones que se llevaron a cabo en Madrid, Barcelona, Bilbao, Vitoria y Valencia el pasado 7 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer. éstas serán enviadas a la central que la firma italiana tiene en Milán.

 

A pesar de que ya son 18 las sentencias judiciales de los tribunales turcos que dan la razón a las trabajadoras, la marca de lujo sigue escudándose en que en las auditorías realizadas no han detectando vulneración de la libertad sindical. Emine Arslan, la representante de las trabajadoras que han sido despedidas contesta que «ninguno de los equipos auditores entrevistó a ninguna de las trabajadoras despedidas que se manifestaban delante de las fábricas, es imposible que no nos viesen».

 

Tras el recorrido por Europa de Emine Arslan y de la representante del sindicato turco Deri Is, Nuran Celenç, PRADA sigue sin querer entrevistarse con ellas. «Somos trabajadoras de una empresa turca pero los bolsos que producimos son bolsos de PRADA, por eso también somos trabajadoras de PRADA» – comenta Arslan – y añade «PRADA, como cliente de las fábricas turcas en las que trabajamos tiene la responsabilidad y los medios para exigir condiciones de trabajo dignas y debería garantizar el respeto de los derechos de los trabajadores -entre ellos el de libertad sindical- para poder mejorar nuestras condiciones de trabajo, entonces porqué no interviene?»

 

El de Emine es sólo un ejemplo

 

Un bolso de PRADA puede llegar a costar 1000€, el salario de 4 meses de trabajo de Emine Arslan que se ve forzada a trabajar 36 horas seguidas sin descanso teniendo que dormir bajo las mesas de trabajo y sin poder pasar por casa a asearse ni ver a su familia. Sólo cobraba el salario mínimo, 250€, de los cuales tenía que gastar 200 € en alquiler. Tras 8 años en la fábrica y ser reconocida como una buena trabajadora, decidió afiliarse al sindicato e informar al resto de trabajadoras sobre sus derechos ante las pésimas condiciones de trabajo y abusos por parte de DESA.

 

Y ante esta situación ¿cuál es nuestra responsabilidad? Arslan afirmó: «Cuando compráis un abrigo o un bolso de PRADA tened en cuenta que hay trabajo detrás, hay mucho esfuerzo, sudor y cansancio, si queréis protestar por nuestras condiciones de trabajo podéis participar enviando postales de protesta a PRADA y confiamos en que surta efecto». Ante esto Gulenc añadió: «Queremos que los consumidores europeos conozcan nuestras condiciones laborales. Las malas condiciones de trabajo en Turquía, en Bangladesh o China también deterioran las condiciones laborales de los y las trabajadoras en los países europeos».

 

Al menos en España, El Corte Inglés, otra de las empresas clientes de DESA, se compromete ante el sindicato turco Deri Is, Emine Arslan, Fiteqa-CC.OO. y la Campaña Ropa Limpia ha participar en una reunión internacional que reunirá a las partes implicadas con el fin de buscar una solución al conflicto.

 

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