La OIT denuncia que en España trabajan 200.000 menores de 14 años, sobre todo en el sector del calzado

27/mayo/2006 | Noticias

 

Fuente: EFE

GINEBRA.- La Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció que en España se calcula que hay 200.000 trabajadores menores de 14 años, «muchos de los cuales trabajan en pequeñas empresas en condiciones de subcontratación, especialmente en la industria del calzado».

Según el informe ‘Un futuro sin trabajo infantil’ presentado en Bruselas, el trabajo infantil no se limita a los países en vías de desarrollo, pues en los países desarrollados también se presenta, en especial, en el sector de las manufacturas. Así, cita expresamente dentro de la UE, además de España, a Portugal e Italia.

 

En todo el mundo, un total de 246 millones de niños, es decir, uno de cada seis entre 5 y 17 años, trabajan de alguna u otra forma, según este informe, así como que 179 millones de ellos lo hacen en las peores modalidades de este fenómeno aún extendido en todo el globo como la esclavitud, la explotación sexual o la servidumbre.

 

En Portugal, la cuestión del control de ese problema ha pasado a ocupar un lugar prioritario en el programa del Gobierno «porque se ha descubierto que hay un número considerable de niños que trabajan en las industrias textiles, de las prendas de vestir y del calzado». En el sur de Italia, cita, «hay niños que trabajan en pequeños talleres industriales o manufactureros sin condiciones de seguridad, por cantidades muy inferiores al salario equivalente de un adulto». Según la Federación de Sindicados Italiana, 400.000 niños de entre 11 y 14 años que trabajan, el 10% se dedica a la construcción.

 

Dentro de la cifra global, la OIT incluye el trabajo realizado por niños que no alcanzan la edad mínima estipulada en la legislación nacional o en las normas internacionales para un tipo especial de trabajo, el trabajo peligroso que puede perjudicar el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y las formas «incuestionablemente» peores del trabajo infantil, tal y como se definen en el Convenio sobre tales prácticas de 1999 (esclavitud, servidumbre, explotación sexual,…).

 

Aunque la pobreza es un factor importante que alimenta este fenómeno, existen otras muchas causas como, por ejemplo, la inestabilidad económica y política, la discriminación, la migración, a explotación criminal, las prácticas culturales tradicionales, la falta de trabajo decente para los adultos, una protección social inadecuada, la falta de escuelas y el deseo de bienes de consumo.

 

Boicot popular

 

Por su parte, el director del programa de la OIT para la abolición del trabajo infantil, Frans Roselaers, desaconsejó el boicot popular contra los productos supuestamente elaborados con mano de obra infantil, pues este fenómeno debe abordarse desde un enfoque global que incluya la educación y el respaldo a las familias a través de ayuda directa y mejora de los salarios. «Puede haber incluso efectos perversos si el fin de las exportaciones provoca que la mano de obra infantil se desplace desde la producción formal hacia lo informal, donde es más difícil encontrar una solución», manifestó.

 

El ex director de la OIT, Michel Hansenne, citó como ejemplo el cierre de las fábricas textiles de Levi’s en Bangladesh, que provocaron una traslado de las niñas trabajadoras hacia la prostitución. En cambio, señaló como positiva la intervención de la FIFA para verificar el modo de fabricación de los balones, de procedencia principalmente paquistaní, u otros casos donde la colaboración, más que la sanción, han dado mejores resultados.

 

Los boicots promovidos por ONG y otras organizaciones de defensa de los menores tienen por tanto un valor importante para la concienciación popular, pero pueden crear más problemas a los países en vías de desarrollo que a la corto o medio plazo se trasladen directamente a los hogares de los niños afectados. «Hay que encontrar el equilibrio», dijo Hansenne.

 

La comisaria de Empleo y Asuntos Sociales, Anna Diamantopoulou, manifestó que este hecho «está más cerca de casa de lo que nos gustaría admitir es también un fenómeno que se presenta en algunos Estados miembros». Asimismo, agregó que la política exterior de la UE también se ha sumado a la lucha contra estas prácticas, especialmente, a través de la inclusión de cláusulas específicas al respecto en los acuerdos bilaterales y las negociaciones de adhesión.

 

áreas geográficas

 

La cifra más alta en términos absolutos de niños entre cinco y 14 años que trabajan se concentra en la región de Asia y el Pacífico, y representa unos 127 millones de niños, es decir, el 60 % del total mundial. En segundo lugar figura el Africa Subsahariana, con 48 millones de niños (23%), seguida de América Latina y el Caribe con 17,4 millones de niños (8%) y Oriente Próximo y el Norte de Africa con 13,4 millones (6%).

 

En este sentido, aproximadamente 2,5 millones, es decir, el 1% de los niños que trabajan en todo el mundo, viven en los países industrializados, mientras que 2,4 millones de ellos viven en las economías de transición.

 

El 70% lo hace en ramas de actividad del sector primario tales como la agricultura, la pesca, la caza y la silvicultura. Un 8% aproximadamente en la industria manufacturera, el comercio mayorista y minorista, la restauración y la hostelería; un 7% en trabajos domésticos y el sector de los servicios; un 4% en el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones: y un 3% en la construcción y la explotación de minas y canteras.

 

El trabajo infantil adquiere con frecuencia graves proporciones en la agricultura comercial vinculada a los mercados globales de algodón, el cacao, el café, el caucho, el sisal y otros productos básicos. Según los estudios realizados en Brasil, Kenya y México entre el 25% y el 30% de la fuerza de trabajo total empleada en la producción de diversas materias primas estaba constituida por niños menores de 15 años. El informe señala que «en muchos países desarrollados la agricultura es el sector donde trabajan más niños»y que «las explotaciones agrícolas familiares son una excepción común en la legislación sobre la edad mínima».

 

El informe plantea además que unos 111 millones de menores de 15 años que realizan trabajos peligrosos deberían ser «retirados inmediatamente de este tipo de trabajo». Otros 59 millones de jóvenes entre cinco y 17 años deberían recibir protección urgente e inmediata contra los riesgos laborales, o bien ser retirados de este tipo de trabajos.

 

Por otra parte, unos 8,4 millones de años están atrapados en las formas «incuestionablemente» peores del trabajo infantil, como son la esclavitud, la trata de niños, la servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso en conflictos armados, prostitución, pornografía y otras actividades ilícitas.

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