Unas 300 voluntarias repartidas por toda Vizcaya colaboran con esta iniciativa «educativa», donde las personas con algún grado de exclusión aprenden a gestionar los gastos mediante vales.
-¿Cuál era el fallo de los roperos?-Era una atención demasiado asistencial. Ahora buscamos proyectos más integradores para que las personas se sientan normales.
-¿A cuánta gente ayudan?-A unas 2.000 personas en Vizcaya. Están las personas que sufren gran exclusividad, que nosotros llamamos del 100% porque les pagamos todos los gastos en ropa. Y luego están aquellos que por su situación de menos exclusión utilizan los vales del 25%.
-¿Qué es eso de los vales?-Les proporcionamos unos vales que se canjean en las tiendas Ekorropa por las prendas que ellos quieran. En unos casos ellos tienen que pagar el 75% del gasto total. Y en los casos de personas sin techo se les paga todo lo adquirido en la tienda. Un gasto que asumen los Ayuntamientos.
-¿Cómo se realiza la compra?-Cáritas tienen que llevar a cabo un análisis de las necesidades. Si se constata que hay una necesidad de ropa, se les hace un vale con su nombre; si no, se les remite a estas tiendas.
-¿Cómo se gestionan esos resguardos?-Funcionan como los descuentos. Y en el caso del 100% tienen una periodicidad y se van dosificando para que la persona se organice y gestione los gastos.
-Una vez allí, ¿eligen libremente?-Sí. Como cualquier persona que compre en estos centros, pueden devolverlo en un plazo de tiempo. En los roperos se daba gratis y no se veía el coste. Por eso, a muchas personas les costaba asumir que en la vida las cosas tienen un precio, porque cuando vienen gratis a veces no se valoran. -A muchos les falta el hábito.-El asistencialismo hace que se enganchen al servicio. A medida que empiezan a comprar, por vales o su dinero, ganan en dignidad, gusto y elección.
Nueva publicación: guía de transposición de la Directiva Europea de Diligencia Debida de las empresas en materia de Sostenibilidad
La Campaña Ropa Limpia, junto con otras ocho ONG europeas, publica una guía de transposición sobre la Directiva de Diligencia Debida de las empresas en materia de Sostenibilidad (CSDDD por sus siglas en inglés). El proceso de transposición presenta una oportunidad única para abordar las lagunas del texto de la ley y para mejorar la protección de los trabajadores y las trabajadoras y las comunidades de todo el mundo.