Organizaciones de defensa de los derechos laborales acosadas por el Gobierno de Bangladesh

02/agosto/2010 | Noticias

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El Gobierno retiró a BCWS su status legal a principios de junio de 2010 acusando a la organización de incitar disturbios en las fábricas de ropa. También ordenó la confiscación de sus bienes y la congelación de su cuenta bancaria. Dos semanas después un miembro de BCWS fue detenido por los Servicios de Inteligencia (National Security Intelligence, NSI por sus siglas en inglés) y fue violentamente golpeado antes de que lograra escapar.

La ONG BCWS es una organización de defensa de los derechos laborales reconocida internacionalmente que lleva a cabo su actividad de manera legítima. No hay pruebas que la vinculen con los disturbios que han sacudido la industria durante los últimos meses. Más bien, el momento de los hechos sugiere que esta ofensiva contra BCWS puede estar teniendo lugar a instancias de una fábrica de ropa donde los trabajadores están tratando de formar un sindicato independiente.

Durante las últimas semanas miles de trabajadores y trabajadoras de la confección se han lanzado a las calles para exigir que se triplique el salario mínimo hasta los 27 céntimos de euro por hora. Al acusar a BCWS de «fomentar el malestar y la agitación en el sector de la confección,» el gobierno está señalando que no están dispuestos a tomar en serio las luchas y demandas de lo/as trabajadore/as de la confección (principalmente mujeres), que sobreviven con salarios de hambre a pesar de trabajar largas horas produciendo para las marcas más grandes del mundo.

La ONG BCWS y lo/as trabajadore/as de la confección están pidiendo nuestra y vuestra ayuda para proteger sus derechos y garantizar un salario digno.

Por favor, envía un correo electrónico hoy al Gobierno de Bangladesh instándoles a restablecer el status jurídico de BCWS y apoyar la labor fundamental de la ONG bengalí defendiendo los derechos de los trabajadores de la confección en Bangladesh.

Sobre BCWS

El Centro de Solidaridad de los Trabajadores de Bangladesh (BCWS por sus siglas en inglés) fue fundado en 2001 por dos ex niños trabajadores de la industria de ropa en Bangladesh. Su objetivo es promover los derechos de los trabajadores y «establecer un ambiente agradable en el lugar de trabajo para aumentar la productividad y contribuir a la economía nacional». Siendo una organización no-política ni gubernamental, BCWS es ampliamente conocida por sus investigaciones sobre el cumplimiento de los derechos fundamentales en las fábricas de ropa y por su compromiso en resolver violaciones de derechos laborales por medios legales.

La organización lleva a cabo programas de sensibilización sobre derechos laborales, formación de liderazgo y resolución de conflictos. Además, ofrece talleres de gestión, una escuela nocturna y una guardería para los hijos de trabajadores de la confección. Gracias al trabajo de BCWS muchos trabajadores y trabajadoras puedan disfrutar de prestaciones sociales, como permiso de maternidad, y ejercer su derecho a formar y afiliarse a las asociaciones de trabajadores.

Hostigamiento, palizas y extorsiones

El BCWS siempre ha tenido que lidiar con la represión del gobierno de Bangladesh y la vigilancia de las fuerzas de seguridad Así, sus líneas de teléfono han sido pinchadas, sus corres electrónicos espiados, y, a veces han llegado a entrar en sus oficinas. Sin embargo, la represión actual es más dura todavía, amenazando la existencia de BCWS y la vida de su personal y a los líderes de la organización.

Cuando, el 3 de junio 2010, la Oficina de Asuntos con las ONG del Gobierno de Bangladesh (NAB) canceló el registro de BCWS como ONG, se le privó de su derecho legal a existir y operar. Al mismo tiempo, el Director General de la NAB ordenó a los funcionarios apoderarse de la oficina y de los bienes de la ONG y dio instrucciones para cerrar las cuentas bancarias desde donde recibían transferencias de donantes extranjeros. Un periódico local informaba de que “el Gobierno iba a preparar una lista de donaciones procedentes del exterior y de mobiliario adquirido a través de donaciones extranjeras y confiscarlas.»

El 16 de junio de las 13:50 hora de Bangladesh, el Sr Aminul Islam, miembro de BCWS, era detenido a las puertas de la oficina del Director de Trabajo cuando llegaba a una reunión programada con el Inspector Jefe de Fábricas para discutir sobre el descontento de los trabajadores en las fábricas de ropa propiedad del presidente de los Fabricantes de Ropa de Bangladesh y la Asociación de Exportadores (BGMEA). Entre los convocados a la reunión, también estaban 30 trabajadores, cuatro miembros del personal de BCWS, y dos representantes de la BGMEA (patronal del sector). El Inspector Jefe de Fábricas había recibido un permiso especial del Ministro de Trabajo para celebrar la reunión a pesar de que el Gobierno ya había dejado de reconocer a BCWS como entidad jurídica.

El Sr. Islam y 3 trabajadores fueron detenidos cuando subían la escalera que conduce a la oficina del Director del Trabajo. Mientras ellos subían, unos 30-35 agentes del cuerpo de  Seguridad Nacional de Inteligencia (NSI por sus siglas en inglés) que viene a ser la policía secreta, aparecieron por la puerta trasera y les detuvieron.

De acuerdo al testimonio del Sr. Islam (para leer el testimonio en inglés: http://www.sweatfree.org/docs/Aminul’s_Statement_18062010.pdf ), se las arregló para escapar a altas horas de la noche mientras era trasladado de un distrito a otro. Los funcionarios de NSI le vendaron los ojos, golpearon y amenazaron de muerte en un intento por obtener declaraciones falsas en contra de BCWS.

«¿Por qué dejaste de trabajar en las fábricas de ropa?» le preguntaron los agentes del NSI. «Si nos dices que fueron Babul y Kalpona (líderes de BCWS) quiénes te dijeron que dejaras tu trabajo, te dejaremos marchar» Cuando el Sr. Islam respondió que nunca BCWS había pedido a los trabajadores que dejasen de trabajar y que ni el Sr. Babul ni la Sra. Kalpona «aconsejarían ninguna acción ilegal», fue golpeado hasta quedar inconsciente. «Me golpeaban en las articulaciones. Mi brazo, rodilla, rótulas eran sus objetivos”.

El testimonio del Sr. Islam describe las palizas y amenazas de muerte, le decían que dejaría huérfanos a sus hijos y que su muerte sería justificada por un incidente de “fuego cruzado”.

«Ni siquiera sé lo que debo hacer ahora. No puedo caminar. Ni siquiera puede moverme por el dolor que tengo por la paliza. No puedo dormir. Las pesadillas de la tortura no me dejan dormir” declara Islam.

La represión no cesa

Islam escapó de los funcionarios de NSI el 16 de junio pero no fue el final del acoso hacia BCWS. Según revela su testimonio, los verdaderos objetivos de las fuerzas de seguridad son los líderes de BCWS que han trabajado incansablemente por defender los derechos de los trabajadores en los últimos años. El 2 de julio, el BCWS informaba de que su personal estaba muy asustado, pero a pesar del acoso de la policía de seguridad seguían viniendo a la oficina. Debido a los problemas causados, el propietario del local decidió aumentar el alquiler un 60%. El Sr. Islam todavía no había regresado a casa, pero ha podido ver a su mujer e hijos

El 22 de julio, BCWS informaba de que «nuestro teléfono está pinchado, y nos están siguiendo, recibimos muchas visitas y llamadas de los Servicios de Inteligencia». El personal y líderes de BCWS se arriesgan a que les detengan ilegalmente y posiblemente a recibir un tratamiento inhumano y degradante en manos de las autoridades. El status legal de BCWS todavía sigue cancelado aunque el gobierno aún no ha cerrado sus oficinas y confiscado sus propiedades.

¿Por qué se ensañan con BCWS? ¿Podría haber una empresa detrás?

La causa inmediata de la pérdida de personalidad jurídica de BCWS parece estar relacionado con el apoyo que la ONG estaba brindando a lo/as trabajadore/a para formar un sindicato independiente en una fábrica de ropa en particular. La historia se remonta a Abril de 2010, cuando tras el acoso a los dirigentes sindicales, los trabajadores se pusieron en contacto con BCWS para recibir apoyo y asistirles en la resolución del conflicto en la fábrica.

Los dueños de la fábrica son militares retirados, que pudieron haber utilizado su influencia política para retirar el status legal de BCWS. Cuando todavía la Oficina de Asuntos con las ONG (NAB) no había notificado oficialmente a BCWS la supresión de su condición jurídica (no fue comunicado hasta el 10 de junio), la empresa ya lo sabía y se había preocupado de informar de ello a sus trabajadores y adelantarles que BCWS cerraría. Lo hizo cuatro días antes de la notificación oficial a la ONG.

El 19 de junio, tres días después el Sr. Islam fuese detenido y golpeado por la policía, la empresa presentó cargos criminales contra dos miembros del personal BCWS, entre ellos el Sr. Islam, y 57 trabajadores alegando que habían golpeado a los directivos, realizado actos vandálicos y robado bienes. El BCWS ha informado de que los disturbios continúan en la fábrica, incluyendo palizas por «matones locales», propinadas a los trabajadores tanto dentro como fuera de su lugar de trabajo. El 22 de julio, la televisión de Bangladesh informaba que 40 trabajadores resultaron heridos en esta fábrica.

Minan la legitimidad y credibilidad de las demandas de lo/as trabajadore/as que reclaman incrementos salariales

El marcarse como objetivo la desaparición de BCWS sirve para trivializar las demandas de los trabajadores y las trabajadoras por mejores condiciones de trabajo y salarios más altos. El salario mínimo legal en Bangladesh es el más bajo del mundo, está alrededor de los 18 euros al mes (1.662,50 takas), obligando a lo/as trabajadore/as de la confección a subsistir con salarios de pobreza.

De acuerdo con centro de investigación de Bangladesh, el «requisito mínimo para cubrir las necesidades básicas» en ciudades como Dhaka y Chittagong es 1.805 calorías por día. En 2006, cuando fue aprobado el salario mínimo de 18 euros al mes, calcularon cuanto costaría  mensualmente por persona alimentarse satisfaciendo este consumo de calorías y el resultado fueron 15 euros. Desde 2006, los precios de casi todos los alimentos de primera necesidad se han duplicado, y en algunos casos triplicado. Eso significa que actualmente los y las trabajadoras de la confección que ganan el salario mínimo ni siquiera ganan lo suficiente para alimentarse, y mucho menos pagar otras necesidades básicas para ellos y sus hijos. Esta es la razón por la que decenas de miles de trabajadores y trabajadoras están tomando las calles, cerrando fábricas y exigiendo que se triplique el salario mínimo que seguiría siendo muy modesto (54€ al mes / 5.000 takas).

No es de extrañar que lo/as trabajadore/as de la confección que luchan por su supervivencia exijan más dinero. Pero es fácil para el Gobierno culpar a organizaciones de trabajadores como BCWS, lo que supone enviar el mensaje de que las demandas de los trabajadores y trabajadoras no son consecuencia de un agravio real, sino resultado de la manipulación de algunas fuerzas. Como si los trabajadores de la industria de ropa necesitasen ser provocados para exigir su derecho a la supervivencia.

En la notificación oficial de cancelación de la personalidad jurídica de ONG a BCWS, el Gobierno acusa a la ONG de «incitar a crear una situación desordenada y desatar conflictos laborales en el sector de la confección, en contra del Estado y de las actividades sociales». Una comunicación oficial del Gobierno acusa a dos dirigentes de BCWS de “fomentar descontento y agitación en la industria de ropa”. En lugar de reconocer las necesidades reales de lo/as trabajadore/as y el derecho humano a recibir un salario digno, el Gobierno está considerando añadir una nueva fuerza policial a su aparato de represión mediante la creación de una «policía industrial» específicamente para el sector de prendas de ropa. Según periódico local esta nueva fuerza de policía usaría «mano de hierro» para hacer frente a la agitación obrera. Un mensaje escalofriante.

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¡Actúa ahora!

Los trabajadores y las trabajadoras de Bangladesh necesitan tu ayuda

La ONG BCWS nos ha ido manteniendo informado durante el último mes y medio sobre su situación pero ha querido agotar todos los cauces locales antes de recurrir a la solidaridad internacional. Ahora han llegado a un punto en el que solicitan nuestra ayuda para apoyarles en su lucha por la defensa de los derechos fundamentales de los trabajadores y para proteger su propia integridad física. Los activistas de la ONG han tenido que esconderse y sus familias han recibido amenazantes visitas en los últimos días.

¡Envía ahora una carta a las autoridades de Bangladesh  y otra al grupo  al grupo textil Nassa!

ACTUALIZACIóN: Destacados líderes de derechos laborales en Bangladesh perseguidos, amenazados y detenidos

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