Rizia – Bangladesh
Rizia tiene 30 años. Trabaja dentro de la curtiduría, y también en el exterior, encargándose del secado del cuero.
No puedo dormir de noche por la picazón de mi piel. Comenzó con el trabajo en la curtiduría. Tengo dos hijos que van a la escuela y los ingresos de mi esposo no son suficientes para mi familia. Para secar del cuero tengo que estar continuamente bajo el sol abrasador. A veces siento que voy a desmayarme. Después de eso, trabajo dentro de la curtiduría.
Mi salario mensual es de 4.000 takas (45€), que es la mitad de lo que obtiene un hombre.