Rahim – Bangladesh
Lo peor de mi trabajo es que la gente no nos valora. Pueden respetar a un trabajador o trabajadora del textil, pero no a nosotros. Tal vez esto es porque trabajamos en un ambiente peligroso que plantea grandes riesgos para nuestra salud. Si salgo y me siento en un puesto de té, la gente no se sentará a mi lado.
Puedo entender que mi olor corporal no desaparece después de varias duchas, pero este es mi trabajo. No soy un ladrón.