Shila Begum – Bangladesh
"No he sido capaz de hacer nada durante ocho meses. Me siento traumatizada y el brazo me duele. Básicamente, no puedo trabajar más y no sé si alguna vez seré capaz de entrar en una fábrica de nuevo."
Akbar Hossain – Bangladesh
"Desde el año pasado he estado sufriendo de tuberculosis pero no voy a dejar mi trabajo. Gano 30.000 takas (340€) al mes. El trabajo que estoy haciendo es algo que no todo el mundo puede hacer porque conlleva peligros que hacen que este trabajo sea duro.
Pero la pobreza es más peligrosa que cualquier otra cosa en este mundo. Al menos puedo enviar dinero a mis padres."
Abdul – Bangladesh
"El día que llegué a Daca estaba muy triste. Sabía que ya no podría ir a la escuela. Sabía que no volvería a visitar a mi madre hasta dentro de un año. Es muy cansado hacer cientos de cordones de zapatos todos los días, pero este es el trabajo que estoy aprendiendo.
Voy a obtener mi sueldo después de dos años. Este es mi periodo de aprendizaje. Ahora el propietario se encarga de mi alojamiento y comida."
Najat – Marruecos
Najat nos explica las condiciones de trabajo en una fábrica textil de Marruecos: la obligan a hacer horas extras y no puede formar un sindicato. No dejes de ver su impactante testimonio.
Ry Seab – Camboya
"Si me quedara a vivir cerca de la fábrica alquilando una habitación, tendría unos gastos que no me permitirían ahorrar nada. Por eso prefiero ir y venir cada día. Estoy cansada todo el tiempo, pero es mi trabajo y tengo que hacerlo y ser paciente."
Naga Bai – India
Naga Bai, de 65 años, trabaja como costurera desde su domicilio en la región de Ambur, India. Hace más de 20 años que cose zapatos en casa. Cada mañana un intermediario le entrega palas de calzado (la parte superior del zapato), que ella cose durante todo el día.
Hasan – Bangladesh
"Apenas puedo escribir mi nombre. Sin educación sé que nunca podré hacer otro trabajo. Hasta para tener un trabajo en el textil hoy en día hay que tener educación. Así que es bueno para mí aprender este trabajo. Anteriormente trabajé en una curtiduría, arriesgando mucho mi salud. Así que empecé a aprender zapatería. Ahora mismo solo puedo cortar el cuero de acuerdo con
el tamaño y el diseño, pero con el tiempo aprenderé el proceso completo de zapatería."
Jashmin Uddin – Bangladesh
"Todos los días mi hija me pide que deje este trabajo. Ella piensa que es peligroso trabajar aquí. Pero he estado trabajando aquí durante los últimos 25 años. He criado a mis hijos trabajando aquí y no sé hacer otra cosa. El trabajo que estoy haciendo es muy especial; no todo el mundo puede hacerlo..."
Araz Miah – Bangladesh
"Me siento muy débil. El dueño de la curtiduría me pidió que dejara el trabajo hace cinco años porque mi salud se ha deteriorado mucho. He trabajado aquí más de 35 años. No traje a mis dos hijos a la ciudad. Este es un lugar contaminado y no quiero que sus vidas se arruinen en esta atmósfera. Mi vida llega a su fin, pero quiero que ellos se queden en el pueblo y vivan de cultivar la tierra."
Sorn Sreynoun – Camboya
"La cantidad que gasto depende de cuánto como y del tipo de comida. Si compro comida mejor, gasto más. Si como poco, mi salud no será buena y no podré trabajar bien. Pero si como más, no me quedará dinero.”