Trabajadoras de la confección de Myanmar siguen luchando por sus derechos laborales

26/febrero/2025 | Noticias

Numerosas trabajadoras de la confección de Myanmar que trabajan en fábricas vinculadas a empresas extranjeras han sufrido despidos injustificados, impagos salariales y amenazas legales al exigir sus derechos. Los casos de Royal Knitting y Honeys muestran la precariedad laboral y la falta de responsabilidad de las grandes marcas ante las condiciones de su cadena de suministro. A continuación, relatamos dos luchas que reflejan la realidad de estas trabajadoras.

Trabajadoras migrantes de Myanmar en Tailandia que confeccionaban ropa para un proveedor de Otto, privadas de sus salarios
En abril de 2020, tras el inicio de la pandemia de COVID-19, la dirección de la fábrica Royal Knitting en Tailandia despidió sin previo aviso a 209 personas trabajadoras, negándoles ilegalmente el pago de los salarios por el trabajo realizado y la indemnización por despido. Más del 90 % de las afectadas eran mujeres migrantes de Myanmar.

Casi cinco años después y a pesar de un fallo de las autoridades tailandesas en contra de Royal Knitting, las 209 trabajadoras siguen esperando más de un millón de dólares en salarios e indemnizaciones impagadas.

«Cuando la fábrica cerró, nuestras vidas quedaron arruinadas. Desde que perdimos nuestros empleos, mi esposo y yo comemos dos veces al día», explica Yee, otra ex trabajadora del sector textil.

Ante la negativa de Royal Knitting a pagar y la falta de mecanismos eficaces para hacer cumplir el fallo, las trabajadoras recurrieron a Otto, una empresa familiar y un nombre muy reconocido en Alemania.

Otto se presenta como un líder en diligencia debida en materia de derechos humanos, asegurando en su página web que “asume la responsabilidad por sus acciones a lo largo de toda la cadena de valor”. Sin embargo, la empresa no ha tomado medidas para resolver este caso, dejando en evidencia la falta de respaldo real a sus declaraciones.

La red internacional Clean Clothes Campaign ha recogido numerosos testimonios coincidentes de las trabajadoras, que confirman que producían ropa para Otto. No obstante, Otto sostiene que sus prendas no se fabricaban en la fábrica Royal Knitting en el momento de los despidos y que su relación comercial con la fábrica terminó en 2017, trasladando después la producción a otra fábrica del mismo grupo empresarial. Sin embargo, las trabajadoras han presentado listas de embalaje, instrucciones de producción y etiquetas de las marcas de Otto, como Rick Cardona y Ambria, que demuestran que continuaron fabricando sus productos hasta su despido en 2020.

En lugar de asumir su responsabilidad, Otto ha optado por amenazar con acciones legales. Cuando Clean Clothes Campaign Alemania publicó información sobre este caso en mayo del año pasado, Otto envió cartas de cese y desistimiento por presunta difamación, intimidando así a las trabajadoras y a las organizaciones que las apoyan.

Clean Clothes Campaign está preparando una denuncia ante el mecanismo de diligencia debida de la Oficina Federal de Economía y Control de Exportaciones en Alemania, argumentando que Otto sigue sin remediar la situación de estas trabajadoras, lo que supone un incumplimiento de sus obligaciones en materia de derechos humanos bajo la Ley Alemana de la Cadena de Suministro.

La lucha de Myo Aye y las trabajadoras despedidas en Myanmar
Este no es un caso aislado que afecta a trabajadoras de la confección de Myanmar. La fábrica Honeys despidió en 2017 a 448 trabajadoras tras un aumento unilateral de los objetivos de producción, elevándolos de 400 a 600 piezas al día. Cuando las trabajadoras protestaron, la empresa, de propiedad japonesa, despidió a cientos de ellas y presentó una demanda contra la líder sindical Myo Aye, acusándola de instigar la protesta y causando una “disminución en la producción”.

Gracias a la presión ejercida por Clean Clothes Campaign y otras organizaciones de derechos humanos, la demanda contra Myo Aye fue finalmente retirada en enero de este año. Sin embargo, Honeys sigue sin reconocer el daño causado y se niega a compensar a las trabajadoras despedidas injustamente.

Actualmente, se ha lanzado una campaña para exigir justicia para las trabajadoras de Honeys. Se están recogiendo firmas y organizando acciones para presionar a la empresa y que esta asuma su responsabilidad. Myo Aye ha viajado a Tokio del 19 al 21 de febrero de 2025 para sensibilizar a la opinión pública japonesa y exigir justicia.

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Estos dos casos ponen de manifiesto un patrón preocupante en la industria textil: la impunidad con la que muchas marcas y fábricas actúan en contra de los derechos de las personas trabajadoras. La lucha por salarios justos y condiciones dignas sigue siendo una necesidad urgente.

*Todos los nombres de las trabajadoras migrantes en este comunicado han sido cambiados por su seguridad.

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